
El 20 de enero pasado, Donald Trump fue ungido como presidente número 47 de los Estados Unidos y una de las frases clave de su discurso que podría definir el centro de su gestión fue: “drill, baby, drill”; que significa “perfora, bebe, perfora”. Refiriéndose a convertir a los Estados Unidos en una potencia petrolera, yendo en contra de los compromisos mundiales para proteger la ecología reduciendo los combustibles fósiles.
Actualmente, con un total de reservas de 48 mil millones de barriles, EUA ocupa el 10º lugar a nivel mundial, muy por debajo del líder que es Venezuela con 300 mil millones, seguido de Arabia Saudita (266 mil millones) y Canadá (171 mil millones); México ocupa el lugar número 17 con casi 10 mil millones
Otra historia es la producción y venta real de productos petrolíferos como la gasolina, el diésel, la turbosina, etc. La diferencia es la capacidad de refinar el petróleo en crudo. En este rango, son los gringos los líderes a nivel mundial, con 14.8 miles de millones de barriles al día; seguido en orden decreciente por Arabia Saudita, Rusia, China y Canadá. México ocupa el lugar 11 con casi 2,500 millones de barriles.
Aunque Groenlandia no produce ni exporta petróleo, se considera q debajo de sus gélidas tierras y en sus litorales, podrían poseer un total de 50 mil millones de barriles.
¿A qué vienen todos estos números? Pues que, en su mensaje político, Donald Trump ha llevado de la mera ocurrencia a un objetivo político extender el territorio gringo; insiste en “comprar” Groenlandia, retomar el control del Canal de Panamá, convertir a Canadá en el estado número 51 de la Unión Americana y cambiarle el nombre al Golfo de México… por el Golfo de América.
Al principio parece un capricho tonto, pero -como dice el dicho, piensa mal y acertarás- recordemos que las mayores reservas petrolíferas de México se encuentran, precisamente, en los litorales del Golfo…
Sumando a esta teoría conspirativa mía, ante la amenaza primero de cobrar 25% de aranceles a México y Canadá, el gobierno de acá -aun liderado por Justin Trudeau-, reunió a todos los premiers del país para preparar una estrategia de contingencia, dícese “dólar por dólar”, contra todas las importaciones gringas. El único líder provincial que no acudió a Ottawa fue la premier de Alberta, Danielle Smith; quien fue a ver directamente a Trump para negociar con él, pues esta región es la mayor productora petrolera de Canadá.
Trump y sus hijos continúan hablando en las redes sociales y en discursos políticos, de que quieren extender el territorio de la Unión Americana, incluyendo Canadá, Groenlandia, el Golfo de América y el Canal de Panamá.
Aun cuando Trump ha descartado el uso de su fuerza militar, sí ha amenazado usar su brazo económico para obtener sus objetivos -por ahora- contra México y Canadá Esta creciente amenaza, hasta ahora especulativa, tiene ofendidos, molestos y nerviosos a los canadienses. El Premier de Ontario -sí, aquél que empezó a decir que sacaran a México del T-Mec- ha amenazado con dejar de proveer de electricidad al Estado de Nueva York y ha lanzado su propia campaña propagandística: “Canada is not for Sale” (Canadá no se vende) en una gorra azul; en respuesta a las gorras rojas de Trump que dicen: MAGA (Make America Great Again).
Doug Ford, el Premier de Ontario, acaba de convocar a elecciones para el 27 de febrero, con el fin de “reforzar” su mandato para combatir con más fuerza los aranceles de Trump. Algo que realmente no era necesario, pues las elecciones provinciales se esperaban para el año entrante.
Trudeau ofreció dejar el liderazgo del Partido Liberal, y con ello su puesto de primer ministro, pero prorrogó (suspendió) el Parlamento hasta finales de marzo, para dar tiempo a su partido de elegir un nuevo líder, que contendería contra el Partido Conservador, que sigue liderando las preferencias electorales. Ni la entrada de Mark Carney -ex gobernador del Banco de Canadá y del Banco Central de Inglaterra- a la contienda para líder de los liberales; ni el resurgimiento de la ex Vice Primer Ministra, Chrystia Freeland, como su contrincante, han logrado elevar lo suficiente el posicionamiento de su partido entre el electorado.
Básicamente, existe un vacío de poder que deja al país en una posición política muy débil ante cualquier embate, económico o comercial de los gringos. Pero al menos, los gobernantes y cada vez más ciudadanos están tomando conciencia el riesgo que se cierne sobre el país cuando el 1º de febrero -como lo anunció Trump- entrarían en vigor los aranceles del 25%.
Mientras tanto en el país azteca, la polémica y el discurso sigue centrándose en la crítica contra la 4T. No ven el riesgo de que el T-Mec desaparezca, las remesas van a disminuir enormemente ahora que han empezado las deportaciones masivas de latinos. Esto ya está sucediendo y su impacto en la economía mexicana es enorme.
En su primer día de gobierno, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que denomina “legalmente” -u oficialmente- a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas. Al parecer, los panistas aplauden esta medida, pero lo que los mexicanos ignoran es que esa denominación le da al gobierno gringo la autoridad legal (al menos a nivel de USA) de realizar incursiones militares en territorio mexicano, justificando que están combatiendo terroristas.
No hay que ver muy lejos… en el Medio Oriente, Israel -con el apoyo de USA- está destruyendo casi todo Gaza, atacando Líbano, Cisjordania y Siria, presuntamente para acabar con las amenazas terroristas de Hamas y Hezbollah. Grupos que, en algunas regiones, actúan como partidos políticos y gobiernan. El argumento del gobierno israelí es que atacan para protegerse de la amenaza de los terroristas, incluso antes de que los ataquen… “por si las moscas”.
No hace mucho se empezó a hablar de una “invasión suave” contra México de parte de los Estados Unidos. Quizá la siguiente etapa es argumentar que las reservas petroleras podrían caer en manos del narco, así como el dinero que generan -financiando al terrorismo-; y, en aras de protegerse, expropiaría en su totalidad el Golfo de América y lo que hay en el fondo de sus aguas.
Si bien a nivel mediático, Sheinbaum ha defendido bravamente a México, habrá que ver si puede hacerlo en los hechos. El gobierno canadiense está hecho bolas, pero perciben la amenaza. La guerra ideológica ha empezado en las poderosas redes sociales (cuyos propietarios globales son parte de la oligarquía trompista); a punto de seguir con una guerra comercial y ojalá que no llegue a convertirse en una conflagración militar.
