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Heil, López

Las últimas decisiones del "Führer del Cuarto Reich" muestran que sólo gobierna para conservar a su grupo en el poder.

El gobierno de López Obrador es un margallate de malas decisiones, acciones equivocadas, mentiras incuestionables, abusos de autoridad, embates legales contra la Constitución y golpes políticos y presupuestales contra las instituciones.

El Macuspano que no es juarista, ni demócrata y solamente gobierna para que su grupo permanezca en el poder, y por ello está sembrando en el imaginario colectivo las ideas de complot, sabotaje, subversión, golpe de Estado.

López metió ya al país en la crisis política más profunda desde 1968 y es claro que ha trabajado para lograr un escenario polarizado y enrarecido, donde a pesar de sus constantes dislates, logre que la mayoría no repruebe su acción.

Trata de sembrar la ingobernabilidad, una escalda de violencia del narcotráfico y luego basado en ese caos del que culpara a la oposición, a los neoliberales, a la clase media y a la UNAM, desaparecer poderes para “defender al pueblo bueno”.

No me quedan dudas de que la intención de López Obrador no es la de exponer a su cada día más desvencijado partido, donde el fuego amigo arrecia, a una contienda legal por la presidencia de la República en 2024, la cuál sabe que perdería.

Da la clara idea de que al concentrar más soldados en la capital del país y hacer circular ideas de que los neoliberales desestabilizan, sabotean, y tratan de subvertir su gobierno, prepara terreno para una asonada endozada a la oposición y luego un autogolpe.

El macuspano en su cortedad, no entiende que Hitler, Mussolini, Castro y Chávez, se pudieron convertir en dictadores porque primero hicieron la tarea de mejorar la economía aunque luego se desbaratara… ¿Sabrá López que su sexenio acumula crecimiento negativo?

Y aunque él quiere convertirse en Hugo Chávez, terminará como Pedro Castillo, porque aunque es posible que algunos jefes militares le apoyen, en las Fuerzas Armadas hay una corriente patriótica que considera abusivo e ilegal al Presidente.

Además el factor Norteamérica y el síndrome de China, harán que muy difícilmente Washingotn apoye un dictador en México, en el momento que están tratando de aumentar su seguridad y cerrar su mercado con la inclusión acotada de Canadá y México.

Las leyes electorales anticonstitucionales de López, el cerco legal que pone alrededor de la extradición de Ovidio Guzmán, el mensaje al Cartel del Sinaloa o del Pacifico de que peleará para traer al Chapo, muestran que busca este apoyo.

Día con día la conexión AMLO-Cartel de Sinaloa es más clara, pues luego de la detención de Ovidio que, parece fortuita, hace todo lo posible para impedir la extradición y poder contar con “la maña” en las elecciones de Coahuila y Estado de México.

Es claro que también quiere contar con la delincuencia organizada para que lo sostenga al dar un Autogolpe y se conviertan en la primera fuerza represora y eliminadora de los líderes de la oposición, comenzando por la prensa.

El discurso presidencial al mismo tiempo que propala la “inocencia” de la Ministra Esquivel, acusa a Ciro Gómez Leyva de autotentado, aunque parezca que fue planeado en la Presidencia, en busca de la inestabilidad y permiso para la represión a medios y opositores.

“Vamos a buscar si es posible hacer algunas reformas para que los que cooperen con información, puedan tener una consideración en sus penas cuando se trata de asuntos (…) de Estado. Porque esto significa desestabilizar, esto es sabotaje, es subversión”, dijo sobre Ciro.

El viernes 20 de enero por tercera vez habló de subversión, palabra que no se le escuchaba a un Presidente que Gustavo Díaz Ordaz terminó con la huelga estudiantil con un baño de sangre y al quizá haya 300 muertos más cientos de desaparecidos.

Por eso ha estado amarrando a los jefes militares con longaniza, y por ello ha vuelto a golpear a la Suprema Corte de Justicia, lamentando que la dirija una jurista con trayectoria impecable y no su Ministra plagiara, mentirosa y con conflictos de interés.

Pero las cosas parecen no funcionarle como quiere. Estudiantes ya se inconformaron de tener a seis mil miltares disfrazados de policía civil en las instalaciones del Metro que sigue fallando sin que se vea sabotaje en forma alguna.

La impiedad de acusar de sabotaje a una ama de casa a quien se le cayeron unas aspas de plástico de lavadora a las vías del Metro y, a los familiares de un suicida que se arrojó a las vías, se le está revirtiendo en mala imagen a él y su corcholata favorita.

Dos axiomas que ningún gobierno del PRI, nuevo y viejo, se ha atrevido a quebrantar, es el de no enfadar al ejército ni ocasionar protestas de las universidades, porque son las fuerzas vivas que tumban cualquier gobierno.

López Obrador en su ignorancia supina ha olvidado que en las fuerzas armadas si bien hay militares corruptos y ávidos de riqueza, también hay un acendrado patriotismo y un sentimiento de que el deber supremo es defender la Constitución y las instituciones.

Lo pero es que aunque la mayor parte de los mexicanos saben que el Presidente y su equipo son corruptos, que la familia presidencial se enriquece ilícitamente, han normalizado la corrupción y mientras su nivel de vida no se deteriore demasiado, permitirán lo que sea.

Claramente es un asunto educacional, pero también moral. Dice el refrán que la Moral se mama, y si se vive en familias inmorales donde no escandiliza que uno o varios miembros de la familia esté lucrando en forma ilegal, lo que se mama es eso.

En las últimas semanas, acciones y declaraciones muestran a López Obrador como lo que es y siempre ha sido: Un aventurero político cuya única meta es acumular poder y dinero suficiente para él y varias generaciones de su familia.

México es un país donde mayormente la gente es despolitizada, donde a la mayoría ignora las competencias de cada uno de los entes de gobierno y a quienes no le indigna los delitos que ocurren a su alrededor mientras pueda seguir con su vida.

Al menos dos de cada tres mexicanos son incapaces de poner sus ideas por escrito, no comprenden lo que leen, ignoran el marco constitucional y han normalizado la corrupción gubernamental y la violencia.

En ese escenario un mentiroso como Andrés Manuel López Obrador ha caído parado y es claro que a la mayoría no le importa que el equipo de su gobierno sea de gente corrupta, aventureros y trepadores que han logrado escalar haciendo trampas.

La realidad es que un país donde la mayor parte de los ciudadanos prefieran vivir en la legalidad, aun que eso los obligue a cumplir la ley, y busquen que el bienestar sea colectivo, un tramposo como López Obrador estaría en prisión.

El aspirante a Führer de la Cuarta Transformación que el piensa como Cuarto Reich, esta demasiado viejo, demasiado enfermo y demasiado loco como para lograr una dictadura, pero no, para mandar al país al caos.

User007@mxpress.mx

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