MiradorPlural

¿Consideras que en Querétaro hay un exceso de anuncios espectaculares?

Israel Pérez Valencia | Catedrático

Una de las herencias de la administración municipal de Marcos Aguilar a los ciudadanos fueron las numerosas instalaciones para espectaculares electrónicos, que fueron repartidas en las principales calles y avenidas de la capital. Independientemente del gran negocio que representó para unos cuantos el otorgar esa concesión, habría que reflexionar si en verdad aportaron algo a la sociedad o a embellecer el entorno citadino.

En lo personal, al momento de pasar por estos grandes espectaculares –sobre todo por las noches–  me surgen muchas inquietudes, como el que si no se les ocurrió pensar en aspectos como la contaminación lumínica (tomando en cuenta que en Querétaro tenemos ecosistemas de plantas y animales dentro de la ciudad) o la gran distracción visual que genera tanta luz a los automovilistas.

Y sí, habrá muchos que me dirán que las grandes urbes como CDMX o Nueva York, Estados Unidos, tienen ese tipo de anuncios espectaculares y hasta más, pero creo que hay un lado tradicional de Querétaro que los ciudadanos buscan que se conserve por identidad. Por otra parte me pregunto: ¿De verdad tenemos en la ciudad tantas empresas que inviertan grandes presupuestos en este tipo de alternativas publicitarias?

A todos los lectores, muy feliz 2019, gracias y que sea un año lleno de logros y satisfacciones para ustedes y los suyos.

Manuel J. Solis | Productor

En 2006, la ciudad de Sao Paulo, en Brasil, inició con la política de «Ciudad limpia». Entre otras medidas, existía la del retiro de todos los anuncios espectaculares y la estandarización de la publicidad exterior de los negocios, para que fueran informativos pero de medidas discretas y que no afectaran la imagen urbana. Fue, para decirlo en términos prácticos, una lucha encarnizada entre quienes cobraban una renta por estos anuncios, prácticamente todos los dueños de negocios y el gobierno de una de las ciudades más grandes del mundo, que en última instancia resultó en lo que vemos hoy: un lugar mucho más agradable y bello. Este no es el único caso.

Si usted que me lee conoce otros países, le pido que trate de recordar en cuáles de ellos existen este tipo de anuncios dentro de las zonas urbanas. En Canberra, capital de Australia, están prohibidos desde 1937. En varios estados de nuestro vecino del norte solo de permiten en zonas industriales o comerciales. ¿Ha visto un anuncio de este tipo en Paris? ¿Qué tal en Roma?

Si uno lo desea, puede apagar la publicidad. ¿No quiere escuchar anuncios de radio? Contrate Spotify o simplemente apáguelo. ¿No quiere ver anuncios en la tele? Contrate Netflix o cambie de canal. Pero no hay nada para evitar ver los anuncios en la calle: nos atacan, se apropian del espacio público y hacen de una bonita tarde o de una mañana soleada, un anuncio de antiácido estomacal.

Aquí, en El Queretano, leímos sobre la concesión que se otorgó en la pasada administración municipal a una empresa fantasma para la colocación del peor tipo de estos anuncios, los que son pantallas de leds, que a la postre son un peligro para quienes manejamos por carreteras de alta velocidad en las que ahora hay televisiones gigantes para distraernos. No digo que lo sean, pero parecen, además de feos y peligrosos, una fuente de corrupción.

Creo que es momento de que algún legislador analice el caso, y se pongan en la mesa algunas propuestas. Estamos a años de que la nuestra también sea una «ciudad limpia», pero por algún lado hay que comenzar.

Enrique Paniagua | Creativo

¿Cómo promover la creatividad y sobrevivir a la procrastinación en la era de la sobreinformación y la desinformación, cómo mantenernos a flote en la inundación de basura visual que, más allá de informar, ensucia, y cómo aprovechar y no padecer las dinámicas de la sobrepublicación, la sobrepromoción y el súperconsumo?

Creo fervientemente que a este país le faltan grandes ideas y le sobran dictadores capitalistas mal llamados publicistas, le hacen más falta huevos que espectaculares en las calles, le faltan guerreros y le sobran mercenarios políticos, necesitamos más héroes letrados y menos diputados o senadores, más contenido y menos retuits, más hombres y mujeres responsables y menos ninis y adolescentes que exigen ser directores por el simple hecho de terminar una carrera, más amor y menos negocios.

Dicen que “El que no muestra, no vende” y que “Santo que no es visto no es adorado”, pero por favor, no nos chinguen con tanta basura para los ojos, ya con los costales de basura orgánica (mal llamados servidores públicos) tenemos. Queridas seudo agencias de publicidad, entiendan esto de una vez, para ser ubicado hay que saber poner sobre la mesa de una manera elegante e inteligente lo que es uno, lo que dice uno y lo que ofrece uno. Mi mejor consejo es no apostar todo en una sola idea, un equilibrio entre contenido, imagen, diseño, impacto, elegancia, sutileza, o el sabor que se pretenda mostrar en ese momento. Las piezas y los proyectos tienen que ser como cebollas, con varias capas, o como diamantes, con varias caras, que si no engancha una, atraiga la otra. Esas son apuestas complejas, las hay más contundentes y en pocos elementos, y cuando pegan, pegan con todo, esas por supuesto son válidas, pero creo que esas no se inventan, esas son, se sudan, se viven.

Redacción El Queretano

Informamos y disfrutamos Querétaro. Hacemos periodismo útil y revelador. El Queretano es nuestras historias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba