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CEART y editorial Fondo Blanco, tras la pista de estafa por uso de documentos apócrifos

El mundo del arte está rodeado no sólo del esplendor de las obras maestras sino desafortunadamente también de fraudes, falsificaciones o plagios y el universo de la literatura no podía quedarse atrás.

Recientemente la editorial Fondo Blanco ha denunciado públicamente a través de las redes sociales la falsificación de documentos en los que se cobra por publicar en este sello editorial.

Una fuente consultada por Artes y Destinos señala a la escritora Ayari N. como la presunta persona que, haciendo uso de oficios apócrifos ofrece la oportunidad de ser publicados,  participar en ferias de libro como la FIL o antologías del Fondo de Cultura Economica, además de participar en convocatorias cerradas del FCE. La escritora involucrada revira indicando que es un ataque y desconoce el ¿porqué y de dónde?

El caso se torna relevante porque más allá de una relación quebrada entre particulares, se  involucra a espacios públicos.

Ruptura con Fondo Blanco.

Lizzette Cisneros, editora de Fondo Blanco entrevistada por Artes y Destinos, indica contundente que no es la primer ocasión que ocurre una situación similar. “La más reciente se trata de la escritora Ayari Velázquez que era una autora nuestra del libro Mexicanas 2”.

Cisneros cuenta que todo inició cuando Secretaría de Cultura “nos busca para saber si trabajaba con nosotros un tal Bernardo. Ello comenzó a levantar sospechas y la Secretaría nos comparte un documento donde nosotros como editorial le ofrecemos a Ayari, es un documento bastante ambiguo, por no decir mal escrito; en donde le damos especificaciones de una convocatoria que va dirigida exclusivamente para alumnos de cierto programa y solamente de Querétaro. En este documento se despliegan una serie de indicaciones como el tipo de letra, la cantidad de hojas, etcétera. Pero lo grave es que pide dinero, una cantidad de $1,300 pesos a cuenta con la promesa de que se les va regresar ese dinero. No sé en qué momento y en qué condiciones”.

Lizzette afirma que “eso es absolutamente falso. Nosotros nunca pedimos dinero ni lanzamos ese tipo de recomendaciones ni mucho menos a nombre de un tercero que ni siquiera figura entre nosotros” concluyó.

Para publicar con Fondo Blanco la editora indica que basta con que los autores se comuniquen directamente a través de las redes sociales, donde  se les indica que no se reciben manuscritos, se les solicita enviar una semblanza del autor y una sinopsis de la obra que pasa al equipo editorial. Posteriormente se les notifica si fueron o no aceptados.

Cisneros subraya que “no hay dinero de por medio, nosotros no cobramos por hacer las ediciones”.

La editora afirma que ha cortado toda relación laboral con la escritora, además han publicado un escrito en las redes, “no con su nombre porque no es nuestra intención señalarla públicamente, además de que entendemos que hay un proceso legal en ciernes. Pero sí nos desmarcamos de ella. Las librerías están al tanto, las escritoras que conforman la antología aún no están al tanto”.

La experta en letras concluye indicando que “lo que sigue es ser un poco más estrictos en nuestros procesos en cuanto a la documentación de los escritores. Porque nosotros confiamos en que si ellos nos dicen este es mi firma, pues esa es su firma. Pero en el caso de Ayari nos llevamos la sorpresa de que no era su firma. El contrato que firmamos ni siquiera es válido porque falsificó información. En cuanto a los escritores les pedimos información probatoria para evitarnos este tipo de situaciones”.

La pesquisa.

Sobre este caso, se consultó a otra fuente quien se dedica a las letras y que solicitó guardar su identidad para evitar represalias. Denunció a Artes y Destinos que se puso en alerta luego de que la escritora implicada le compartiera información a su número de whatssapp, sobre las posibilidades de tener privilegios en publicaciones del Fondo Editorial de Queretaro, Fondo Blanco, Fondo de Cultura Económica o ganar concursos con cartas de recomendación, debido a que estas tenían cierto peso en los jurados. También le alertó que entre los servicios que oferta el tarifario está ocupar espacios públicos como el CEART o el Centro Cultural Manuel Gómez Morín, con un costo de 600 pesos, diferenciados de sus honorarios, es decir, son el pago por el apartado de la fecha del lugar.

Presunto cobro del pago del “apartado”

Artes y Destinos se dió la tarea de consultar al Centro Cultural Manuel Gómez Morín que a través de su vocera, confirmó qué los espacios del recinto son públicos y gratuitos. Para tener acceso a las galería, salones de usos múltiples en los que se pueden realizar conferencias, presentaciones de libros, seminarios o el uso del auditorio; basta con solicitarlos a través de un oficio especificando qué actividades se llevarán a cabo. Y enfatizó que son sin ningún costo. Luego del oficio se deberá realizar el llenado de un formulario que se encuentra descargable en el website del Centro Cultural.

De la misma manera se consultó con Rafael Mata, responsable de la Dirección de Educación Artística y Servicios Culturales de la secretaría de Cultura del estado, quien declaró conocer el caso de las documentaciones apócrifas. Indicó que por un lado, los espacios del CEART son gratuitos y deben solicitarse vía oficio para que se pueda agendar la actividad.

Desmentido de CEART

En el caso del uso de los documentos apócrifos así como del presunto acto en el que se implica que los concursantes tendrían preferencia en convocatorias cerradas o abiertas con presuntas cartas de recomendación, afirmó que están integrando la información para ejercer “una denuncia contra quien resulte responsable por el uso indebido de los logotipos del CEART, falsear información y usar nombre de la Secretaría de cultura” informó que “parece que esta práctica tiene varios años”.

Mata confirmó que las convocatorias nunca han sido cerradas y han sido públicas desde hace más de siete años. “La única limitante es que tienes que ser habitantes de Querétaro y comprobar que al menos que has estado cinco años como residente del Estado”.

Mata Salinas ratificó que la secretaria de Cultura está enterada y están en camino de la denuncia a través del área jurídica de la institución.

Finalmente, la presidenta del Consejo Literario, Dalila Larisa Juárez fue consultada por Artes y Destinos a propósito de estos temas de fraudes en el mundo editorial. La escritora dijo que parte del trabajo del consejo “es promover las buenas prácticas dentro de la gestión cultural. Estamos en un tiempo en que todo se cobra pero tiene que haber una eticidad al respecto. Y la gestión literaria no solamente es algo inevitable pero lo que se necesita es ética. Lo que tenemos que hacer es que se divulguen los parámetros de acción que hay en las instituciones públicas”.

Dalia Larisa subrayó que buscan hacer un listado de editoriales, gestores culturales en área de literatura, escritores y librerías que recomienda y avala el consejo literario. Para la gente que va empezando, que quiere imprimir un libro, buscar talleres o corrección de estilo con lo haga con alguien profesional.

Escritora bajo ataque.

Por su parte la escritora implicada, Ayari Velázquez, acompañada de su representante literario, el empresario Guillermo Caballero, quien asumió ser su “asesor en cualquier tipo de materia” respondieron a la petición de entrevista con Artes y Destinos.

Velázquez indicó que la relación con Fondo Blanco se dió a través de Elma Correa, y que participó en una antología que se publicó en el mes de mayo del presente. “Les hice el cuento, se los mandé, se hizo la presentación de manera virtual y es toda la relación que tuve con ellos. Después, con estas situaciones, me hablaron y me dijeron que no querían tener más relación conmigo, terminamos la relación laboral, y es todo lo que tuve que ver con Fondo Blanco”.

Saber tu opinión sobre el presunto uso de documentos apócrifos de la editorial Fondo Blanco.

  • Me llamó el CEART diciendo -está apareciendo tu nombre aquí- y dije. -Si es mi nombre pero no es mi firma. No tengo facultades de estar promoviendo instancias a las que no pertenezco. Y me dijeron -Nada más queríamos aclarar que tu no tuvieras nada que ver-. El CEART me conoce desde hace más de 5 años. Y hasta ahí quedó. Desconozco quien está usando mi nombre (…) Yo no ni siquiera conozco quien es el equipo que conforma Fondo Blanco.

Guillermo Caballero amplía y menciona que “a tí te invitó Elma Correa…”

  • Exacto. A mi no me invitó Fondo Blanco directamente. Me invitó la escritora Elma Correa. Me dijo -leí tu trabajo, me gustó mucho. Yo voy a colaborar con esta editorial que va a sacar esta antología. Me pidieron que reuniera a un grupo de escritoras y me gustaría que colaboraras en la antología. Pero fue ella la que me buscó.

Caballero completa la idea y relata que la editorial Fondo Blanco “también brinca y nos dice de estos documentos apócrifos. De los cuales hasta el día de hoy, no hemos podido ver ninguno. No sabemos ni de quién vienen ni quién los exhibió o los utilizó para supuesto beneficio. No los hemos visto. La respuesta que les dimos fue -desconozco quién hizo mi firma, quién utilizó su membrete…-

Tras el escándalo, Caballero y Velázquez aseguraron que se devolvieron las regalías por un importe de  $160 pesos y los 5 libros a la editorial. “Pero desconocemos estos documentos. La interesada no los conoce”, cerró la idea el empresario.

La editorial indica que firmaste un contrato con una firma que no coincide con tu INE.

  • Guillermo Caballero se adelanta y alude que su representada lo hizo por inexperiencia. “Esa es su rúbrica. Y como era un contrato para ella, intrascendente, le puso su rúbrica. Fondo Blanco dice que eso es un gran fraude. Les dije –Procede si tu consideras. ¿Porqué vas a proceder si no hay daño?. Pero si consideras que es una falta, fue por inexperiencia-, así se lo expresé a Fondo Blanco y así fue como sucedió. Y lo que están falsificando es su rúbrica si es que aparece en ese documento que no hemos visto”.

Sobre el presunto el cobro o apartado de espacios públicos para el uso de presentaciones, la escritora indica tajante que cobra por la gestión. “Por el hecho de llenado de papeles e ir a solicitar el espacio (…) cualquiera puede ir al CEART y preguntar si Ayari ha metido a alguien aquí de manera ilegal o en el Gómez Morín. Yo no he utilizado las instalaciones del CEART nunca para mis alumnos. Ellos usualmente me piden ayuda para el Gómez Morín, porque es el lugar que ellos conocen, que es un lugar donde toman talleres”. Una gestión de esta categoría, de acuerdo a la escritora, es de 500 pesos en promedio.

Finalmente Velázquez y Caballero consideraron que este problema es un ataque de alguien. “Desconocemos el origen y la razón” concluyeron.

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