Desde la otra fronteraMirador

Sin salida

A partir del 7 de octubre una doble guerra se desató en el Medio Oriente, la del mundo real y la virtual, entre Israel y la Franja de Gaza. Si bien, ese conflicto lleva desarrollándose mucho tiempo ha llegado ahora a una de las peores catástrofes creadas por el hombre.

Por un par de días, muy recientemente, México vivió un caso -valga la comparación- similar: el huracán Otis. De manera sorpresiva, una tormenta tropical en el Pacifico se convirtió en un brutal meteoro que convirtió el puerto de Acapulco en una zona de desastre, dejándola incomunicada, una destrucción sin precedentes y, claro, una explosión mediática y en redes sociales de acusaciones, mitos y fantasías.

Si bien, el número de víctimas parece no ser alto en el caso de Acapulco, el debate ha recaído en si las autoridades sabían o no del alto riesgo de la tormenta convertida en huracán nivel 5 en cosa de horas; si haberse preparado hubiera cambiado algo el resultado. De las imágenes que han salido de este desastre, lo más vergonzoso es el extremo caso de vandalismo desatado; hordas de gente sacando todo de las tiendas dañadas por el meteoro. Parece chiste, pero hay gente que acusa al presidente de los robos… La verdad es que las autoridades no han podido dar apoyo, coordinar, proteger la zona ni brindar apoyo a los damnificados en medio del caos; no olvidemos que la plaza ya parecía antes controlada por el crimen organizado.

La noticia de Otis irrumpió, junto a la más reciente masacre en Maine, Estados Unidos, la interminable cobertura mediática y en redes sociales de la guerra en Medio Oriente.

Canadá no ha sido inmune, pero a diferencia de otros países primer mundistas, las autoridades aquí han permitido a la ciudadanía hacer manifestaciones públicas, con la sola advertencia de no hacer apología a la violencia ni de instigar ataques ni a judíos ni a musulmanes; mientras que en Europa se habla incluso de deportar a quienes apoyen la causa palestina.

El primer punto de controversia a nivel mediático es la denominación… ¿es la Guerra de Israel contra Hamas, contra Gaza o contra Palestina?

Los que defienden la postura de Israel la llaman Guerra de Israel contra Hamas y argumentan que los judíos tienen todo el derecho de “defenderse” y vengarse por el ataque del grupo terrorista que irrumpió a través de los muros que protegen su territorio (burlando el sistema de inteligencia militar más sofisticado del mundo, el Mosad) asesinando alrededor de 1,500 personas y secuestrado 220 personas para llevarlas como rehenes.

En este tono, cadenas noticiosas como CNN, medios europeos, y lideres mundiales como Joe Biden, Emmanuel Machron (Francia), Rishi Sunak (Reino Unido) y Olaf Scholz (Alemania) han defendido el derecho de Israel de atacar la Franja de Gaza, sin cuestionar el altísimo costo de inocentes en el proceso. Por eso no hacen referencia a Palestina ni a Gaza en sus discursos.

Casi como un partido de futbol, en el inicio del partido, parte del estadio se va con el primero que mete un gol, pero al paso del tiempo las cosas cambian.

En esta etapa, la cobertura se centra en los jóvenes israelitas asesinados en un concierto al sur de Israel, las familias de los que fueron tomados como rehenes, aparecen a cuadro las caras lindas de los chicos y chicas rubias (en sus momentos Instagram), seguidos de videos del momento del ataque.

Empiezan a salir historias terribles de ataques a las granjas colectivas (Kibutz), con cuerpos calcinados, presuntamente niños decapitados (caso no confirmado oficialmente) y gente corriendo por las calles de Tel Aviv, en medio de sirenas que prevén ataque de cohetes de Gaza, en su mayoría detenidos por el “Domo de Hierro” (sistema antimisiles de Israel).

Las redes sociales explotan, al tiempo que los misiles lanzados desde Israel contra la Franja de Gaza, en venganza y presuntamente para acabar con el grupo terrorista Hamas.

Expliquemos: La Franja de Gaza es un territorio ubicado entre Israel, Egipto y el mar Mediterráneo. Tiene 360 kilómetros cuadrados y más de dos millones de habitantes. Forma con Cisjordania el Estado de Palestina, gobernado de manera oficial por la Autoridad Nacional Palestina y con reconocimiento limitado. Este territorio ha sido parcialmente controlado por Israel, y cuenta con un muro -como el que quiso construir Trump entre México y USA- y accesos controlados entre ambos territorios.

A partir del ataque del 7 de octubre, Israel encrudeció el sitio de la Franja de Gaza, cortando el flujo de agua, electricidad, alimentos, medicamentos, y envió tropas, tanques y vehículos militares en preparación de una invasión parecida a la de Rusia contra Ucrania. El bombardeo aéreo a distancia y con drones ha recrudecido y a la fecha ha sido imparable. Casi de inmediato, Estados Unidos destacó portaaviones a la zona para tratar de intimidar a las naciones vecinas, enemigas de Israel, para que no intervengan.

Tres semanas después, la historia ha cambiado. Pocos medios desde el principio dieron cobertura a lo que pasaba dentro de Gaza, mostrando al mundo imágenes apocalípticas, la destrucción total de amplias zonas urbanas, hospitales rebasados (de hecho, hoy inoperantes), muertos por todas las calles, entre ellos mujeres, ancianos y niños. Hubo el caso de un hospital, donde cayó un misil, israelita (dicen unos) de Hamas (dicen otros). Un tuitero mexicano se atrevió a burlarse del caso, diciendo “si ése explotó en el estacionamiento, ¿cómo iba a matar a 500 personas?” Al-Jazeera, un poderoso medio noticioso de Qatar (antisemita), ha sido puntero en defender la posición de Palestina y denunciar la masacre masiva que el gobierno de Benjamín Netanyahu está llevando a cabo, explicó que decenas de familia dormían alrededor del hospital -en jardines y estacionamiento- al haber perdido sus hogares y buscando refugio de los bombardeos.

Al paso de los días, con una invasión terrestre aun sin concretarse, crecen las voces que exigen a Israel parar el bombardeo que ha masacrado más de 5 mil palestinos y creando un sitio que está lentamente matando de hambre y sed a casi 2 millones de seres humanos.

Los compromisos económicos y políticos son claros, las fichas que aquí se mueven están al borde de rebasar la región. Con tanta desinformación, los rumores indican cosas como que Rusia envió por criptomonedas mucho dinero para financiar el ataque de Hamas y distraer el apoyo a Ucrania; se dice que uno de los portaaviones americanos interceptó varios misiles y drones desde Yemen (involucrando ya 2 naciones más); muchas fuentes indican que Irán está detrás de Hamas, e igual está Hezbollah desde Líbano. El presidente de Colombia criticó a Israel, provocando en castigo que le dejaran de proveer servicios de seguridad. Quizá México hizo bien en quedarse callado.

Alrededor del mundo crecen las manifestaciones pidiendo el cese al fuego, en la ONU y a nivel diplomático se busca abrir un canal humanitario para ayudar a los civiles atrapados sin salida.
¿Podrá la necia realidad imponerse ante las multiversiones con que nos bombardean cada minuto las redes sociales y los medios informativos?

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