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El día del chacal

Cuando la República despertó el dinosaurio gozaba de cabal salud y seguía devorando la Constitución.

El cinismo se le da bien a Andrés Manuel López Obrador quien tuvo un jueves para festejar el principio de su autogolpe de Estado y no perdonó la burla al “entregar” a Monreal al tribunal del pueblo, lo que sea eso.

El jueves AMLO dio un paso más para seguir montando su estado chavista militarizado, donde no se pueda opinar mal del gobierno y donde el órgano electoral sea una Secretaría que cumple mandatos presidenciales.

Nada de lo que pasa es no esperado, claro que sí es ilegal, sí es inconstitucional, sí manda al país a figurar entre los estados totalitarios del castro-chavismo junto con Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

Muchos sabíamos hace años que el tabasqueño era una aspirante a dictador, un tipo que construyó una historia de pajita, donde el sicofante se dice muy honesto, sufrido, trabajador y nunca asesinó a su hermano José Ramón.

No sobra decir que para el macuspano el pueblo es él y que vive en el apetito de venganza, pero el jueves no estaba festivo sino nervioso porque sintió el golpe en su partido personal que ya hace moronas por todo el país.

Para hacer presidenta a Claudia Sheinbaum y que ella le reforme la Constitución como Ramón González a Porfirio Díaz, necesita una legislación donde la competencia no exista y donde los votos ni cuenten ni se cuenten.

Una legislación en la que no se sancione el uso de recursos públicos para hacer campaña y en la que haya dos medidas, una para el oficialismo y otra para los opositores.

Un Autogolpe de Estado porque se utilizan métodos legalizados desde el poder para anular a los demás poderes y para hacer de la democracia una entelequia en los discursos del enfermo presidente de la República.

Tras la cachetada zacatecana, López supo que debía confortar a Mejía Berdeja, a quien quitó la candidatura para Coahuila, y lo sobó, lo nutrió, lo felicitó por la mejoría en seguridad pública que nadie ha visto.

Y cuando la República despertó este jueves el dinosaurio gozaba viejamente de cabal salud y seguía devorando la Constitución y manchando la Patria con su boñiga.

«No, nada de purgas, por convicción y además, porque no queremos que vayan a usar una actitud de intolerancia para afianzar la creencia conservadora de que somos estalinistas”, dijo burlón el macuspano al referirse a Monreal.

Oír a López Obrador hablar de convicción (Idea ética o política a la que se está fuertemente adherido) y de tolerancia, es como oír a una vieja prostituta hablando de castidad.

“Ninguna instancia de disciplina de un partido decida sobre el comportamiento de un militante, porque existe un tribunal popular, la gente está más que consciente”, dijo el jefe de partido y el presidente sin pudor.

Sarcástico, más chavista que estalinista, López habló de un pueblo “muy politizado”, sin decir dónde está tal pueblo y por qué le permite tanto excesos e ilegalidad, pero resulta que es él mismo ese “tribunal popular”.

Y aunque López nunca da la cara, se puede saber quiénes son sus sentenciados por los linchamientos mediáticos y en redes de una jauría que cobra en presidencia o mediante empleos públicos o becas del Conacyt.

Y claro que comenzó el linchamiento para Monreal, a quien le pegaron también desde el tejado de enfrente, pero el zacatecano demostró más fortaleza intelectual y política que el tabasqueño de endeble moral.

Monreal se tomó una selfi con dos de los orgullos del nepotismo de López Obrador, los candidatos a Coahuila y Estado de México, Delfina Gómez y Armando Guadiana, dos personajes con un pasado de corrupción impresionante.

En redes Monreal fue despedazado, vituperado, no solamente por el morenismo (Cualquiera que sea su identidad ideológica) también por panistas y priistas que pensaron que el tiro derecho desde el Senado es una pelea arreglada.

Y Narciso López Dantesco habló de “aceptar esta nueva realidad y (que)se piense que es como antes, como hace mucho tiempo, ya es otra cosa el país, si en algo hemos avanzado es en la revolución de las consciencias”.

Y nadie duda que México ya no es como antes, porque cada día hay más pobres, menos apoyo en salud, educación, más homicidios de la delincuencia organizada, menos democracia y cucos como Pío López Obrador.

Claramente en su delirio, AMLO olvida que lleva cuatro años y que eso no es mucho tiempo, pero la disonancia cognitiva lo lleva a hablar, precisamente, de lo que le dicen sus opositores: El viejo PRI, el ogro filantrópico.

El miércoles-jueves en que los senadores valientes no pudieron contra los chacales del Senado Mexicano, cuando la razón se estrelló contra la sevicia, contra la avidez de dólares de quienes pagan una patente de Corzo matando a la ley.

Esperar un dejo de decencia de los sicarios legislativos morenista, los del Partido del Trabajo(fundado por Raúl Salinas de Gortari) o del Verde Ecologista (fundado por el expriista Jorge González Torres) era como esperar el parto de los montes.

PT y PVEM iban por sus limosnas electorales en votos regalados que les aseguran la existencia, votos que se traducen en curules y éstas, en dinero público para poder seguir viviendo del Erario, haiga sido como haiga sido.

Las leyes que anulan al INE y lo convierten en un ente inservible como el Insabi, son tan inconstitucionales que el tontarriaje legislativo de Morena solamente puede felicitarse por haberle cumplido al Presidente, no al país, sino al Presidente.

La exministra Olga Sánchez Cordero y algunos otros que se la dan de conocedores de la Constitución, votaron la ley que deja a México sin elecciones confiables, como en 1988, cuando Manuel Bartlett era el presidente del Consejo Federal Electoral.

User007@mxpress.mx

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