Desde la otra fronteraMirador

Alcaldes tóxicos

A pocos meses del inicio de su tercer periodo como alcalde de Toronto, la ciudad más grande Canadá y capital financiera del país, John Tory (68 años de edad) sorprendió anunciando su renuncia. ¿La razón? Durante la época de la pandemia sostuvo un romance extramarital con una empleada gubernamental. Ciudadanos y políticos reaccionaron en forma dividida, unos le pedían que no dejara el puesto, otros que tenía que irse. Y se fue.

Una historia muy rosada si la comparamos con los constantes escándalos que han rodeado a Claudia Sheinbaum (60 años de edad), la alcaldesa de la Ciudad de México, capital nacional y una de las ciudades más pobladas del mundo.

Existen muchas diferencias de raíz, pero la mayor -a mi juicio- es lo contaminado que esta el ambiente político en México. No solo el Ejecutivo Federal ha pasado la mayor parte de su gestión en campaña para las próximas elecciones, sino “alborotando el gallinero” con el muy temprano destape de sus “corcholatas”, específicamente a la edil de la Capital, que mas que promover su futuro político parece haberla metido en un profundo desgaste de su imagen.

Como lo hemos comentado con anterioridad, los canadienses no gustan de la política ni de los políticos. Hay sin embargo excepciones. Hace unas semanas, la que fuera una de las alcaldesas que más tiempo duró en el poder a nivel mujndial, Hazel McCallion, que dirigió por casi 4 décadas la vecina ciudad de Mississauga, falleció a los 101 años de edad, pocos días de cumplir 102. En su caso, su partida aunque no sorpresiva sí provocó un tsunami de mensajes de solidaridad y cariño de todas partes. El hecho de ganar reelección tras reelección por tanto tiempo, y hacerse del sobrenombre del Huracán Hazel, hablan de un personaje que dejó huella en la ciudadanía.

Volviendo al escandalo de John Tory, la agitó toda la región conocida como Gran Área de Toronto (GTA, por sus siglas en inglés) fue el momento en que ocurrió, pues su anuncio fue días antes de que se votara el presupuesto que pretende dotar a la ciudad de los recursos para contener una creciente violencia en el transporte público, la alarmante carencia y carestía de vivienda, el impacto de la anunciada recesión económica y la crisis en los servicios de salud.

Me llama la atención cómo un error, ni siquiera político, puede costarle el cargo a un personaje político (presuntamente su propia decisión) de una ciudad tan compleja; en un mundo donde otros políticos cometen o son acusados de muertes, corrupción, indolencia, ineficiencia, colusión con la mafia, etc. Un ejemplo, la Ciudad de México y las crecientes tragedias en el sistema de transporte público que han desembocado en un escándalo nacional de acusaciones de sabotaje, que mucha gente cree infundadas, hechas para justificar el desvío de fondos y la gravísima falta de mantenimiento del sistema de transporte.

Toronto como la CDMX son mega urbes. Aquí algunos datos interesantes, toda la GTA suma casi  6 millones de habitantes, en una superficie de 7,124 km2; en la CDMX habitan casi 9 millones de personas, en una superficie de menos de 1,500 km2. Según el sitio llamado Numbeo, el costo de vida cuesta en Toronto el equivalente a 100 mil pesos por año, comparado con un estándar similar (pagando renta) en la Cd de México, a 56 mil pesos. A pesar de la carestía en la urbe canadiense, el poder de compra es 140% mayor que en el DF. Según la misma fuente, el índice de criminalidad es 68.16 en CDMX, mientras que Toronto registra un nivel de 42.4. El costo del transporte publico es de $6.00 pesos en México, en Toronto cuesta casi $45 pesos por viaje.

Y hablando de transporte, los capitalinos deberían estar orgullosos del Metro. Inaugurado en 1969, cuenta con 12 líneas, 195 estaciones y una red de 226 km, y más de 2 millones de usuarios (por viaje) al día; que ha resistido terremotos tan fuertes como el de 1985. El llamado Rocket, el metro de Toronto, fue inaugurado en 1954, actualmente tiene solo 4 líneas y 75 estaciones, cubriendo una distancia de 76.9 km, con un estimado de 786 mil usuarios al día (por viaje).

En pasadas semanas, se han presentado múltiples casos de violencia, ataques con cuchillo a varias personas al mismo tiempo, violentos ataques a desamparados por grupos de adolescentes, agresiones al personal, etc. Y aunque la gente se queja por la falta de seguridad en el metro de Toronto, nada de esto (o los otros casos de violencia en la urbe) se relaciona con la causa de la salida del alcalde.

México es otra cosa, no solo por el enorme tamaño e impacto en la vida de la urbe capitalina del metro, sino porque se ha venido convirtiendo en una arena política, que ha propiciado movilizar a miles de militares para evitar un supuesto sabotaje y ha acelerado el desgaste de la alcaldesa, que no solo no piensa en renunciar, sino que aspira a la silla presidencial.

Es quizá por este riesgo político, los alcaldes siendo el nivel de autoridad más cercano a la ciudadanía, que en Canadá, cuando hay elecciones, los ediles participan a nombre propio, sin promoverse con, ni financiarse de  ningún partido político. 

La pregunta es ¿cómo sería Claudia Sheinbaum, si no fuera de Morena, ni aspirante a ser la próxima presidenta de la República? ¿Habría compló en el sistema de transporte? Y mejor aun, ¿Cómo sería México con menos políticos y menos política en sus cabezas, en los medios y en las redes? Quizá estarían hablando de ovnis derribados por aviones gringos en Alaska y en territorio Canadiense, o sería otro complot contra Claudia (si llegan a derribarlos en la CDMX).

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