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Morgan Freeman y Ghanim al-Muftah: ¿cripwashing catarí?

Por Bárbara Anderson

Por primera vez, en la apertura de un campeonato de futbol, una persona con discapacidad (ni más ni menos que sin piernas) charla con un hombre de color (y una discapacidad adquirida) sobre el valor unificador del deporte. ¿Fue un auténtico mensaje Catar o un acto expiatorio?

Las aperturas de cualquier copa de fútbol es uno de los momentos con mayor audiencia de todo el campeonato: el país anfitrión siempre pone todo en este evento que ven millones de personas alrededor del mundo, amantes o no del deporte más popular del planeta. 

Hoy vimos un despliegue tecnológico, una crónica sobre el valor de cuidar la tierra, de la unión y de la fraternidad de los pueblos. Lo dice un reino que vive de la exportación de petróleo (que no es lo más amable con el clima), que construyó un oasis altamente demandante de agua y recursos no renovables en su capital -Doha- y que estuvo en el ojo del huracán en los últimos días al revelarse la manera casi esclavista en la que se construyeron los estadios y espacios mundialistas. 

El prestigioso periódico The Guardian (que es muy cuidadoso con las cifras) publicó que más de 6,500 trabajadores migrantes murieron desde 2010 (año en que Catar fue elegido como país sede) a la fecha, en esta cruzada deportiva para levantar 12 estadios -de los que solo pudieron concretar 8- en una zona donde las temperaturas oscilan en verano los 50 grados. 

El gobierno catarí (tan transparente como su principal fuente de ingresos) negó todas las acusaciones. 

El propio FBI realizó una investigación tras rumores de corrupción (pagos a miembros de la FIFA por parte de los príncipes cataríes para quedarse con esta sede. No fue una investigación en vano: tuvieron que renunciar -ante pruebas contundentes- el por entonces presidente de la Federación Sepp Blatter y su socio el ex jugador y empresario Michel Platini.

¿Cómo se le puede bajar la temperatura a estos antecedentes? Con algo que sea tan poderoso mediáticamente, que impida ‘estar en contra’ de Catar: el gran actor y relator de documentales Morgan Freeman ingresa al campo de juego y se sienta en el suelo a dialogar con un joven catarí sin piernas. 

Se trata de Ghanim al-Muftah, un joven de 20 años que tiene el Síndrome de Regresión Caudal (SDC), una condición que causa una malformación congénita: esta condición compromete la columna vertebral y las extremidades bajas del cuerpo, que no llegan a conformarse durante las diferentes etapas del desarrollo embrionario.

Ghanim al-Muftah es un fenómeno mediático en Catar. Con 3 millones de seguidores, comenzó como youtuber hablando sobre su discapacidad y luchando contra el bullying, algo que vivió en carne propia en su país hasta convertirse en una estrella que todas las marcas y figuras públicas toman en cuenta. Estudia Ciencias Políticas y quiere ser embajador. Es el ejemplo de la resiliencia y un nexo muy poderoso con los millenials de su país. Fue designado desde hace unos meses como Embajador de la Copa Mundial 2022.

Morgan Freeman, cuando se acerca y se sienta a charlar con Ghanim, le extiende su mano izquierda, que se nota inmóvil y brillante. Trae un guante de compresión que muy pocos habían (amos) detectado antes en sus películas. 

Hace 14 años sufrió un accidente con su auto que le dañó buena parte de su lado izquierdo del cuerpo, entre ellos los nervios que conectan su mano. Quedó inmóvil y usa esos gruesos guantes porque una de las consecuencias también fue la fibromialgia, una enfermedad caracterizada por dolor crónico que es también discapacitante. 

Ahí, ambos a nivel de césped hablaron de la importancia del deporte como un factor unificador y de inclusión. 

En el mundo de los ecologistas, cuando una empresa contamina con una mano pero con la otra anuncia planes de forestación, se dice que hace ‘green washing’, limpia su prestigio en vez de contaminar menos. 

En el mundo de la comunidad LGBT también se habla de ‘pink washing’ cuando una marca o una institución pone banderas de arcoiris en sus oficinas o en sus empaques pero no permiten empleados elijan su libertad sexual abiertamente. 

En el mundo de la discapacidad, cuando una empresa o en este caso un país, viola derechos humanos, deja a miles de personas con discapacidades permanentes (como muchos de los trabajadores extranjeros que estuvieron levantando sus estadios) pero pone como embajador y principal atracción a una persona con discapacidad se conoce como ‘cripwashing’. 

Creo que eso es lo que buscaron los emires, príncipes y funciones de la FIFA para darle hoy la oportunidad a los medios de ya no poner las cifras de muertos para este evento sino la tierna imagen de una persona de color con una discapacidad adquirida hablando de inclusión con otra persona con una discapacidad congénita muy visible. 

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