Las fotografías de Emilio Lozoya comiendo pato en un exclusivo restaurante de la Ciudad de México terminaron por colmar la paciencia de la Fiscalía General de la República que, después de un año dos meses de haberlo extraditado desde España, ahora busca meterlo a prisión y proceder en su contra por los delitos de cohecho, lavado de dinero y asociación delictuosa.
En la audiencia con un Juez federal, la FGR acusó al exdirector de PEMEX de usar el criterio de oportunidad para «dilatar y obstaculizar el proceso en su contra».
«No ha tenido la más mínima intención de reparar el daño, lo cual era un requisito indispensable» para que Lozoya Austin se beneficiara de dicha figura procesal, acusaron los representantes de la Fiscalía.
Para solicitar la prisión preventiva contra Emilio Lozoya, la FGR argumentó que cuenta con 2 millones de euros en una cuenta bancaria de una empresa en paraísos fiscales los cuales, aseguró, provienen de Odebrecht; recursos que mantuvo ocultos y que podría usar para darse a la fuga, reveló la FGR.
Además, acusó que el acusado cuenta con una red de protección con poder económico para sustraerlo de la justicia. La FGR puso como ejemplo de esa red la cena del exfuncionario exhibiendo «poco pudor procesal».
