
Esta miércoles, los 133 cardenales electores se trasladaron en procesión desde la Capilla Paulina hacia la Capilla Sixtina, donde iniciaron formalmente el Cónclave para elegir al nuevo Papa.
El ritual empezó con un juramento en latín sobre el Evangelio, seguido por el histórico “Extra Omnes”, pronunciado por Mons. Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.
La solemnidad del ritual y el cierre del Cónclave
Con la antigua oración al Espíritu Santo resonando en el ambiente, los cardenales dejaron atrás la Capilla Paulina para adentrarse en la Capilla Sixtina.
Ahí se cerraron las puertas con llave, se desconectaron los teléfonos y se eliminaron las conexiones externas para asegurar total privacidad y concentración.
Esta capilla, decorada con los famosos frescos de Miguel Ángel, será el escenario donde estos líderes católicos, provenientes de 70 países, decidan quién será el nuevo guía espiritual para la Iglesia universal.
Un Cónclave diverso y preparado para la historia
El grupo es el más numeroso y variado de la historia reciente, con electores desde el más joven, el ucraniano Mykola Byčok, de 45 años, hasta el arzobispo emérito de Madrid, Carlos Osoro, de 79.
Entre el equipo destacan rostros ya conocidos y otros menos visibles, pero todos con la misión de continuar las reformas iniciadas por el Papa Francisco.
Cada detalle de la Capilla Sixtina está listo: desde los bancos con los nombres de cada cardenal, hasta las papeletas y los elementos para el escrutinio, como las canicas y el hilo para sellar los votos.
El juramento y la clausura “Extra Omnes”
En orden inverso a la procesión, cada cardenal pronunció un juramento solemne en latín, tocando el Evangelio abierto para comprometerse con la responsabilidad que tienen por delante.
Posteriormente, Mons. Ravelli dio la orden de “Extra Omnes” (“Todos fuera”), que selló el inicio oficial del Cónclave al cerrar las puertas de la Capilla Sixtina custodiadas por los guardias suizos.
Dentro, solo permanecen el maestro de ceremonias y el predicador emérito de la Casa Pontificia para acompañar espiritualmente a los cardenales en esta importante tarea.
Mientras los 133 cardenales están encerrados en la Capilla Sixtina, miles de personas se han reunido en la Plaza de San Pedro, atentos a la chimenea por donde saldrá la señal que anunciará el nuevo Papa.
La elección está en marcha y la Iglesia universal aguarda la decisión que definirá su futuro.