Desde la otra fronteraMirador

Yo tengo otros datos

Hay titulares y notas que te dejan pensando seriamente si leíste u oíste bien…

“Pobreza laboral se ubicó en 35.8% en el 1T 2024, su nivel más bajo registrado”, hablando de México, publicada el 28 de mayo.

Mientras que el pasado 18 de junio, la prensa canadiense reportó: “More Canadians are living in poverty than previously thought, says report”; lo que significa que hay más canadienses viviendo en pobreza de lo que se creía.

Basado en estas noticias, por encimita, uno pensaría que la administración de AMLO ha sido un éxito y el gobierno de Trudeau (que lleva 8 años en el poder, sobreviviendo a 5 elecciones) algo está haciendo mal por el bienestar de la población. ¿Pero es así?

El manejo de las estadísticas es muy acomodaticio, se puede ajustar a menudo a probar lo que uno quiera. Antes de analizar los datos sobre pobreza entre ambos países, otro ejemplo del juego de los datos…

Tras las elecciones mexicanas el 4 de junio, los medios reportaron carro completo para Morena (al mejor estilo del PRI de los 70’s) y se dijo que Claudia Sheinbaum fue elegida presidenta por la “gran mayoría de los mexicanos”. Ella obtuvo el 60% de los votos, pero la participación en la votación fue del 60% del padrón electoral. Dicho padrón, el más alto de la historia, es de casi 100 millones de personas, de las cuales 60 millones acudieron a sufragar; de este monto, Claudia obtuvo el 60%, o sea 36 millones de votos. 

¿Podemos decir que casi todos los mexicanos votaron por ella? No. Ni la mayoría; pues México tiene una población de 136 millones; o sea, 100 millones (incluyendo niños) no votaron por ella. Y, sin embargo, los reportes noticiosos hacen pensar que “la mayoría” la eligió, y por tanto aprueban el gobierno de AMLO.

Pasemos al “gran logro” de López Obrador, reducir el número de pobres…

Empecemos con la definición (que a mí me parece nueva): “La pobreza laboral es una situación en la que el ingreso laboral de un hogar no es suficiente para alimentar a todos sus miembros. Hogares en pobreza laboral pueden lograr alimentarse a partir de ingresos no laborales como remesas, transferencias o acceso a programas sociales.” Y este es el índice que bajó a su mínimo histórico.

Un dato fundamental, que cambia esta perspectiva, es que la mitad de los trabajadores en México se ocupan en la llamada economía informal: actividades económicas realizadas por empresas sin personalidad jurídica, hogares y puestos en los que los trabajadores no cuentan con seguridad social ni prestaciones sociales. Es decir, hablar que la pobreza laboral ha disminuido, se refiere en particular a aquellas personas empleadas en la economía formal, dejando de contar la realidad que vive la otra mitad de la población.

En 2024 el ingreso per cápita mexicano fue de $3,277.58 pesos ($250 dólares canadienses -CAD-) y el salario mínimo es $7,468 pesos mensuales ($564 CAD). Conforme datos del CONEVAL: En 2022, el 36.3% de la población se encontró en situación de pobreza (46.8 millones de personas). La pobreza extrema se situó en 7.1% de la población (9.1 millones de personas).

El Coneval identifica a la población en situación de pobreza extrema cuando su ingreso es inferior a la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos, es decir $2,086.21 pesos para zonas urbanas y $1,600.18 para zonas rurales al mes. Además de que presenta al menos tres carencias sociales (no tiene acceso a los derechos de educación, salud, seguridad social, vivienda y alimentación).

Ahora bien, en Canadá, el ingreso per cápita se ubica en $76,000 CAD (un millón de pesos mexicanos), el salario mínimo es de $17.30 dólares canadienses POR HORA. Y, sin embargo, en los últimos años una combinación de problemas está haciendo que aumente el número de pobres. La aguda falta de vivienda, el alto costo de las rentas, la inflación, y un crecimiento poblacional explosivo -debido en su mayoría a inmigración-.

Aquí existe una red de ayuda caritativa privada conocida como “bancos de comida”, que dan alimentos en forma gratuita a quien lo solicita. Bancos de Comida de Canadá reporta un aumento inmenso en la demanda de sus servicios y aseguran que el 25% de la población se ubica ya bajo la llamada línea de pobreza. Ellos manejan una serie de indicadores de pobreza llamado MDI “Material Deprivation Index”, o sea índice de carencias materiales. 

Este reporte explica que un hogar se considera en pobreza cuando al menos 2 de los siguientes básicos no pueden ser cubiertos: transporte, calzado, proteínas (carne), temperatura (con mínimas de -40C y máximas de 40C, se requiere al menos de calefacción para sobrevivir), ropa, pago de servicios, festejos, regalos, gastos inesperados, dentista y diversiones.

Si revisamos estos datos y comparamos los indicadores de pobreza en México, podemos entender que se trata de dos bestias diferentes. Y es obvio por varias razones, la economía canadiense es más grande y la población mucho mas pequeña (ya alcanzamos 41 millones y sigue creciendo), la tierra azteca tiene 136 millones de personas y una economía más pequeña. El gobierno federal canadiense provee la mayoría de los servicios de salud a la población, son mínimos los que ofrece la iniciativa privada, y este año empezará a cubrir dentales para gente de la tercera edad. Y la sociedad civil apoya a la gente necesitada, incluidos ciudadanos y empresas.

La realidad es que la economía canadiense no la está pasando bien, hay retos como un crecimiento poblacional nunca visto, la aguda falta de viviendas y aunque ya empezaron a bajar las tasas de interés, la inflación sigue presionando el acceso aun a alimentos.

En México, las cosas son más complicadas, las estadísticas nunca han sido muy claras, quizá el reparto masivo de ayudas financieras como la pensión del “Bienestar” -un programa que se parece mucho a Solidaridad de la era de Salinas de Gortari- ha dado un alivio temporal al ingreso de parte de la población y el manejo de términos como pobreza laboral en un país donde la mitad de los trabajadores se mueven en la informalidad, pueden reflejar un panorama que no es realista. 

De este modo, la frase “yo tengo otros datos” refleja claramente una realidad alterna, que quizá no coincida del todo con la otra, la necia, la realidad real.

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