Manuel J. Solis | Productor
Lo que voy a escribir no le va a gustar a nadie. Lo que se debe de hacer es un estudio científico, independiente y confiable para conocer las necesidades actuales de la población que utiliza ese servicio, y contar con una proyección a 10 o 15 años. Se debe iniciar con la creación de un sistema de transporte público no concesionado de gran escala y cuya implementación sea la prioridad de los siguientes tres o cuatro gobiernos estatales. Conforme se implemente este sistema, con unidades propias del gobierno, operadores capacitados que tengan como plan de vida hacer su carrera en este servicio y jubilarse de él en 40 años, se deben ir retirando las concesiones actuales.
En tanto la tecnología lo permita, debemos pensar en unidades autónomas, eléctricas y de autoservicio, con rutas dinámicas que cambien de acuerdo al horario y hasta de la época del año. Eventualmente crear trenes elevados o tranvías como los que han regresado a las calles de San Francisco, en California, pero no por los deseos u ocurrencias de un «Gober» sino por el estudio preciso de lo que se necesita.
Todo esto es imposible. No hay capacidad en México para proyectos «trans-sexenales», los concesionarios son muy poderosos y los gobernantes dependen de esa influencia. Lo que va a pasar es que las cosas van a seguir igual hasta que Querétaro tenga tres o cuatro millones de habitantes, existan paros del servicio por días o semanas, al menos cinco reformas sin sentido que llegan y se van con casa administración, y decenas de ciclistas y transeúntes muertos. A los concesionarios se les ha otorgado un negocio jugoso y enorme, lo van a defender con uñas y dientes. Yo haría lo mismo.
Enrique Paniagua | Creativo
Hace poco le dije un amigo: “no repitas los mismos errores que yo cometí, a la luz de los años pienso que debí haberme casado con cualquiera de las varias mujeres ricas que querían conmigo, y me hubiera dedicado a tener amantes, pero, mira, la verdad, sigo cometiéndolos…”.
Me contestó: “Orales… ¿puedo citar tal sabiduría en mi “feis”?”
-Sí, nomás no pongas mi nombre, di que lo dijo un güey.
Hoy veo cómo el gobierno o mejor dicho, los gobiernos, siguen cometiendo los mismos errores del pasado a pesar de vivir por años bajo un mismo sistema, sabiendo que si cortas de raíz la hierba mala no vuelve a salir, obvio, además de una falta de educación, una nula moral y cultura, al gobierno lo que le faltan son huevos.
El problema no es tanto lo que nos pasa, sino lo que somos capaces de hacer con lo que nos pasa.
Dicen que hay que saber escoger y escoger bien.
– Ya lo creo. Es solo que siguen pasando gobiernos y gobernantes y la gente sigue escogiendo mal.
Israel Pérez Valencia | Catedrático
Sin duda, el transporte público es uno de los asuntos más espinosos para los gobiernos estatales. A través de los años, hemos sido testigos de los fracasos de administraciones, que en campaña electoral, ofertaron un mejor servicio y que más adelante se dieron de topes con una realidad llamada “pulpo camionero”, un pequeño grupo de ambiciosos concesionarios que son los dueños y señores del transporte público en la entidad.
Así pasó con el fallido Red Q y ahora con Qrobus, los dos grandes proyectos de los últimos gobiernos estatales. A pesar de que en los primeros meses la gente observa diferencias respecto al servicio y las unidades, conforme avanza el tiempo se cae en lo mismo de siempre: camiones inseguros y en muy mal estado, choferes que se desquitan con el usuario, y el que se les cruce enfrente en el tráfico, por la falta de un pago justo y lo último, paros en el servicio –con el respectivo desquiciamiento social– para exigir aumentos inmerecidos al pasaje.
No obstante, el gobierno actual de Francisco Domínguez se encuentra ante la oportunidad histórica de poner en orden el añejo problema del transporte público. El aumento al pasaje parece inminente, sin embargo, creo la gente podría asumir el costo en la medida de que el gobierno exija a los concesionarios mejoras palpables en el servicio. De la vista nace el amor, dicen.