Está de moda hablar del peligro que representan para la democracia las noticias falsas; sin embargo, las noticias verdaderas suponen un peligro mucho mayor que el de las “fake news”.
Puede parecer contradictorio que un periodista lo advierta, pero la información periodística no debería servir de base para que los ciudadanos construyan su percepción de la realidad y mucho menos para que terminen tomando decisiones sobre el futuro del país.
Un ciudadano responsable debería acudir a fuentes primarias para obtener una visión más amplia.
Las noticias son solo un extracto de esa realidad, una selección. No son la realidad completa por limitaciones de tiempo y espacio.
El reportero hace una selección de los hechos porque tiene que sintetizar para cumplir con cierta cantidad de palabras. El papel y el tiempo aire son recursos limitados.
Por otro lado, la lógica noticiosa destaca lo inusual, lo novedoso, lo que se sale de la norma. Lo habitual no nos genera mayor interés.
Construir una visión de país únicamente a partir de las noticias puede suponer el riesgo de sobredimensionar aquellas cosas inusuales, que realmente no representan al todo y llevar al país con un rumbo equivocado.