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MODELO SUECO… ¿A LA MEXICANA?

La pandemia del COVID 19 es un fenómeno mundial que afecta a todos los países. El gran reto ha sido el balance entre el costo económico y el costo de vidas humanas. Suecia ha sido un caso muy interesante, porque en un inicio decidió no imponer restricciones sociales -la medida elemental para contener el contagio masivo-, confiando en que la madurez de sus ciudadanos haría el trabajo de contención sanitaria por sí solo… al final del día, no fue así.

Al día de hoy, casi van 6 millones de personas contagiadas a nivel mundial, con casi 360 mil muertos. Estados Unidos encabeza la lista de las naciones con el mayor número de contagios (1.7 millones) y un total de muertos que rebasan los 100 mil. Y, aun así, existe gente que duda de la existencia del coronavirus, y existen gobiernos que han tratado de negar o minimizar el fenómeno y su impacto a nivel sanitario y económico. Muchas voces se han levantado por el mundo, ya sea contra las restricciones sociales y el confinamiento o contra la falta o insuficiencia de apoyos financieros; diversas teorías hablan de una perversa intención de anular las libertades individuales y el surgimiento (o resurgimiento) de gobiernos autoritarios.

Para ningún pueblo la pandemia ha sido fácil, todos reconocen la desgracia de la perdida de vidas humanas, la dura batalla para los médicos y enfermeras por salvar vidas. La parálisis de la economía mundial está cobrando un altísimo costo económico, tan solo en los Estados Unidos ya suman 40 millones de personas que están desempleadas, la contracción del producto interno bruto de las potencias económicas ronda ya un 9%.

En Canadá se han lanzado diversos programas de apoyos financieros para gente que ha perdido su empleo y para que las empresas de todos los tamaños no tengan que despedir a su personal. Uno de los casos más impactantes es Air Canada, la mayor aerolínea canadiense, que a pesar del apoyo del gobierno ha tenido que despedir alrededor de 20 mil empleados; 90% de los vuelos están por ahora cancelados y sus perdidas financieras ya suman miles de millones de dólares.

En el ámbito sanitario, Canadá ha logrado aplanar la curva de contagio, sus hospitales no han sido rebasados por el número de pacientes, se empiezan a relajar poco a poco las restricciones sociales, ya se esta reabriendo la economía. El problema sanitario parece confinado a los asilos, exponiendo fallas estructurales letales. La frontera con Estados Unidos sigue cerrada al turismo y viajes no esenciales. En teoría sigue prohibida la entrada al país de extranjeros.

México vive una realidad alternativa, en el país pareciera que no hay una epidemia mundial de un virus altamente contagioso y potencialmente mortal. La economía, parada o no, de manera oficial solo se ha contraído 2%, solo unos pocos miles de empleos se han perdido; mucha gente sigue haciendo su vida sin restricciones, sin temores al contagio.

Querétaro parece ser una excepción, se habla incluso de un rompimiento con el gobierno federal, pues la entidad ha decidido prolongar las restricciones sociales, cuando el resto del país (de manera oficial) ya declaró (o está por declarar) como terminada la pandemia.

La realidad mexicana parece un mosaico de realidades difícil de interpretar. Hay medios que respaldan las versiones oficiales de que no hay muchos contagios, que ningún hospital ha sido rebasado; que la economía no ha sido seriamente afectada y, por ende, no hay necesidad de mayores programas de apoyo. La autoridad dice que el combate a la corrupción hará el milagro de la recuperación económica y los programas de apoyo social pre-pandemia serán suficientes para atender las consecuencias del paro económico.

Sigue una agria lucha entre las multitudes que apoyan sin cuestionamientos al presidente Andrés Manuel López Obrador y su creciente número de retractores, desde medios de comunicación, partidos políticos y los “fifis” que hablan de exigir la renuncia del mandatario, quien ha sugerido medidas de amor para combatir al crimen organizado y el uso de índices de felicidad en lugar del producto interno bruto para medir el estado de la economía.

Curiosamente, los que sostienen la versión del gobierno federal se refieren al virus como SARS-CoV-2, y quienes muestran un mejor reflejo de la realidad mundial lo llaman COVID19. Quizá en un intento por dibujar esa realidad alternativa, donde el “enemigo oculto” es un fenómeno de reducido impacto, que ya se ha controlado y sin mayores repercusiones en lo económico, lo político ni lo social.

En Canadá como en el resto del mundo se habla de cómo prepararse a vivir una nueva realidad, de cómo el impacto de la pandemia nos obligará a asumir diversas medidas sanitarias en la vida cotidiana, cuando se levanten las restricciones sociales y se reabra la economía. Los negocios instalan placas plásticas protectoras, disminuyen el uso de efectivo al pagar, el personal y los clientes usan equipo de protección; se busca hacer pruebas masivas de salud y crear un sistema electrónico de seguimiento de personas infectadas para prevenir contagios.

Mucha gente en México, y en varias regiones de Estados Unidos, quieren regresar a la “vieja normalidad”, van en grupos masivos a la playa, a parques, bares y restaurantes, como si no hubiera riesgo sanitario.

Suecia ya está despertando del sueño guajiro de que la pandemia pasaría sin necesidad de imponer restricciones sociales, y sin afectar su economía. La nación escandinava con 10 millones de habitantes, a la fecha ya registra casi 36 mil contagios y más de 4 mil muertos, mientras que los países vecinos (con población y economías comparables) -que sí aplicaron desde el principio medidas sanitarias- tienen menos de 8 mil personas contagiadas y menos de 300 muertes, respectivamente.

Ojalá que México abra los ojos y vea lo que está ocurriendo en el mundo entero; que entienda que no es una economía aislada, sino que depende masivamente de los Estados Unidos, cuya situación es alarmante tanto en materia de salud como económica. Siempre se ha dicho, si los americanos estornudan, a México le da neumonía… ¿qué pasará ahora que el COVID 19 ha matado a más de 100 mil americanos y ya suman 40 millones de desempleados?

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