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Los muertos con cabal salud

Le voy a platicar que, le pido, no lo comparta todavía, porque se trata de información que no es del dominio público, es decir, información estratégica y muy reservada, cuya incidencia en las campañas y el resultado del proceso electoral es de mucha relevancia. Veamos.

Regularmente, en los corrillos políticos, se suele ‘matar’, es decir, llamar ‘muertos’ a los políticos que caen de la gracia en sus partidos, en los gobiernos en turno o entre los grupos de poder que toman el control. Los bisoños se suelen ir con la celebridad política de moda, a quienes se les sigue y entroniza durante sus 15 minutos de fama warholiana, hasta que una nueva estrella aparece en el firmamento.

Este anonimato o exilio impuesto, abre más espacios de acción para los aludidos que los que los protagonistas de las nuevas zagas se imaginan, permitiéndoles operar con mucha mayor libertad y, en ocasiones, convertirse en factores de definiciones políticas… y de algunos de ellos, cuya ausencia les hace brillar y les permite incidir en el proceso electoral en marcha, le voy a platicar en esta ocasión.

Por el depuesto dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional y regidor plurinominal en el cabildo del municipio de Querétaro, Juan José Ruiz Rodríguez, nadie en su sano juicio daría un solo peso, porque caracterizó su paso por el otrora partidazo por la confrontación con los liderazgos tradicionales y la división.

Sin embargo, entre sus pocos logros, está el haber construido una estructura, aunque pequeña, funcional a lo largo del estado dispuesta a jalar con él, y directamente confrontada con la actual dirigencia estatal priista y sus candidatos, en un proyecto político-electoral que les pueda dar beneficios, sin importar el partido del que se trate. Su operación -que las mesas de café, los bebederos y comederos políticos ponen en favor del Partido Acción Nacional-, debilita aún más a los débiles candidatos priistas, ya que comparten los mismos círculos políticos y –al quitarles ‘canicas’- les reduce su capacidad de negociación.

Alguien que ha hecho de la discreción su fortaleza, es el también ex dirigente estatal priista Jesús Rodríguez Hernández. Experimentado, hábil y conocedor de la política y sus tiempos, sólo le tomó 3 años reponerse tras la derrota de 1997 y, desde entonces, ha hecho las alianzas necesarias para ganar en las derrotas.

Sus redes, construidas a finales de la década de 1980 y alimentadas permanentemente con variadas posiciones políticas (desde cargos públicos, beneficios diversos, hasta regidurías y presidencias municipales), lo convirtieron en un convidado obligado en la mesa de negociación y estrategia para este proceso electoral… Que ¿con quién? Sólo le diré que el año pasado renunció al Partido Revolucionario Institucional y declaró su animadversión por el Movimiento de Regeneración Nacional.

Desterrado por la fuerza de las calles de Querétaro, Pablo Héctor González Loyola Pérez parecía condenado al panteón de la política queretana. Tras haber construido su imperio social al amparo del Partido de la Revolución Democrática, la pérdida del registro del mismo en 2018, su infructuosa lucha contra Adolfo Camacho para quedarse con la dirigencia estatal perredista, la desaparición del tianguis de la Alameda y la persecución político judicial lo mantuvieron marginado… hasta ahora.

Sabedora de que le puede aportar al menos una decena de miles de votos, quizá más que el padrón completo de su partido en el estado, la candidata del partido Movimiento de Regeneración Nacional a la gubernatura, la magistrada jubilada del Tribunal Superior de Justicia, Celia Maya García, con quien ha trabajado en sus aventuras electorales previas, decidió rescatarlo y sumarlo a su proyecto.

El acuerdo ha sido que él y su esposa, la ex regidora del cabildo de Querétaro, Cándida Acosta Pérez, se enfoquen en operar sus grupos sociales para garantizarle el voto en bloque, pero que no aparezcan en público. A cambio, le dieron la candidatura a diputada local por el Distrito I a su hija Frida González Loyola Acosta.

La compra pudiera parecer cara, pero sus redes garantizan votos en bloque en los tres municipios de la zona metropolitana de la capital queretana (Corregidora, El Marqués y Querétaro), así como en San Juan del Río, Tequisquiapan y Pedro Escobedo; además, la posibilidad de tener estructura de representación y vigilancia en casillas.

Como no intento hacer de este espacio un tratado,  me veo precisado a cerrar esta entrega. Pero lo hago presentándole el caso de quien es hoy, sin lugar a dudas, el hombre más vigilado, seguido, observado, monitoreado, e incluso, espiado de Querétaro.

Se trata del diputado federal plurinominal, Marcos Aguilar Vega, quien –más allá de lo que sus detractores y bisoños pretendan imponer en la imaginaria colectiva en su contra- es el máximo motivo de interés al interior del partido gobernante local.

Sin mucho que perder políticamente hablando (va de candidato suplente a diputado federal plurinominal por el Partido Acción Nacional, lo que hasta en el currículo se ve mal), quizá la manera de sujetarlo han sido los espacios para sus allegados y algún expediente privado, porque –no es un secreto- trae una muy importante base social en la capital del estado, suficiente para inclinar el resultado (no por nada, ha sido uno de los mejores candidatos en la historia de Querétaro desde la transición política, junto con los gobernadores Francisco Domínguez y José Calzada, y el ex alcalde y actual candidato priista a la presidencia municipal de Tequisquiapan, Antonio Macías).

Eso lo saben tanto los candidatos en campaña como los responsables del ‘cuarto de guerra’ panista. Por eso son monitoreados sus movimientos y las de sus colaboradores cercanos y no tanto, más ahora que el panista Arturo Maximiliano García Pérez es candidato del Movimiento de Regeneración Nacional a la presidencia municipal de Querétaro, con quien lo une una lejanía física. Pero ¿eso qué? ¿Para qué prestarle atención a estos personajes si son unos ‘muertazos’? Y como ellos hay muchos más que gozan de cabal salud, usted seguramente conoce alguno, no lo subestime,  como Raúl Orihuela, que va por su tercera vuelta y partido en Tequisquiapan de la mano del Partido de la Revolución Democrática… en fin, podemos seguir platicando del tema todo lo que resta de las campañas y aun así no acabaríamos, pero por hoy y respeto a su tiempo, hasta aquí llego… sólo no diga que no se lo advertí a tiempo… Dichoso el que lee, y dichosos los que escuchan la lectura de este mensaje profético y hacen caso de lo que aquí está escrito, porque ya se acerca el tiempo.

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