Por fin se acabaron las campañas, luego de más de dos años de que iniciaran de manera ilegal, las campañas se fueron con el último minuto del 29 de mayo.
Al día de hoy, todo es especulación, casas encuestadoras para todos los gustos, de chile de mole y de pozole, dan como ganadora absoluta a la candidata del régimen.
No obstante las encuestas van, desde un posible empate técnico entre las dos candidatas (porque esta elección siempre fue de dos), hasta dar como ganadora absoluta y por paliza al oficialismo.
Las encuestas, “sin querer queriendo”, se han vuelto instrumentos de propaganda para los partidos y, en este proceso electoral, más que nunca, pues se han vuelto parte del discurso, sobre todo del oficialismo que siente que esta elección es un “mero trámite”.
Gracias a eso, los ciudadanos que más o menos están informados, ya no compran tan fácil los resultados de las encuestas, pues es siempre una tradición que, cuando aciertan, son como profetas, pero cuando fallan argumentos como “es solo un ejercicio, no un pronóstico, o decir que eran “fotografías del momento” o últimamente como lo ha planteado Reforma en una editorial los encuestados simplemente no “no dicen la verdad”.
Así lo planteó Rodrigo León, coordinador de encuestas del diario Reforma quien, en una editorial a mi juicio muy honesta, lo que pasa durante la aplicación de las encuestas.
“Las condiciones para levantar encuestas hoy en día también son muy diferentes a lo que eran hace 6, 12 o 18 años. El país, el electorado y el contexto en el que hoy los encuestadores salen a las calles y a las comunidades rurales para levantar las entrevistas presentan retos y dificultades que antes no existían”, señaló.
Y eso está más que claro, pues todos sabemos los problemas de inseguridad en el país, que impiden las encuestas “cara a cara”, por lo que hay lugares, muchos lugares en México, donde realizar este ejercicio es imposible y solo se dedican a levantarlas en lugares que se consideran más o menos seguros.
De igual forma, las amenazas y mentiras que el gobierno y su candidata dicen todos los días sobre que se irán los programas sociales si no votan por ellos, también afecta las respuestas de los encuestados.
Y para muestra un botón, pues hoy, de acuerdo con cifras oficiales más de 30 millones de personas en México, cuentan con algún o algunos apoyos correspondientes a programas sociales y no están dispuestos a perderlos, diciendo que votaran por otro candidato distinto al impuesto por el régimen.
Es decir, estos dos elementos afectan la metodología de cualquier encuesta, por lo que, definitivamente, no son confiables.
El presidente López ha sido el principal propagandista para su sucesora y no solo por dedicar sendos tiempos llamando al voto, a la continuidad, haciendo circo maroma y teatro para intentar manipular al electorado y ahí no para la cosa, pues sus granjas de bots estuvieron siempre en primera línea para difundir mentiras, logros y ataques a sus opositores, también a través de “influencers”, que han visto crecer su cartera, patrocinados con nuestros impuestos.
Además de que no hubo un solo día en que López fuera porrista de sí mismo y de su candidata, violando la ley a todas luces, una ley que él mismo creó e impulsó y lo hizo impunemente, en nuestras caras, las veces que quiso se burló de propios y extraños.
Y de un presidente que se traiciona a sí mismo ¿Qué se puede esperar?
Por otra parte y sin lugar a dudas, la violencia juega un papel importante en el sentir del electorado, durante las campañas y durante el desarrollo del proceso electoral.
Este proceso electoral ha sido el más violento en la historia del país con asesinatos atentados, amenazas de secuestros, desapariciones
Integralia informó que, del 7 de septiembre de 2023 al 28 de mayo de 2024, se registraron 749 casos de violencia político electoral, lo que significa prácticamente el doble de los ocurridos en la elección pasada, que fueron de 382 casos.
Al que le tenemos que sumar el cobarde asesinato del candidato opositor en Coyuca de Benítez, que fue ejecutado por la espalda, con dos balazos en la cabeza, antes de subir al escenario a realizar su cierre, las imágenes son escalofriantes.
Lo que se prevé para esta jornada electoral, es que se sigan publicando encuestas, se “filtren” en los medios afines al régimen, por supuesto la intervención de los abrazados delincuentes que impidan o incluso intervengan directamente en las casillas electorales, que se aumenten los homicidios, que falle el PREP, la renuncia de capacitadores y funcionarios de casillas que pudieran causar retrasos y errores “involuntarios” en el conteo de votos y lo que siempre sucede, candidatos que se digan triunfantes antes de los resultados oficiales para ir calentando el terreno para posibles impugnaciones.
Recordemos que, en Argentina, todas las encuestas daban como ganador al oficialismo en y ¡oh sorpresa!, ganó la oposición, encabezada por Milei, con más de 11 puntos de ventaja.
La verdadera encuesta, es el dos de junio y créanme la elección no va a terminar ahí, la polarización y el descaro intervencionismo del gobierno, serán tierra fértil para las impugnaciones, así que si esperábamos que el proceso electoral terminaba el domingo 2 de junio, prepárense para las impugnaciones y para ver cómo se exhiben los operadores de Morena haciendo las más increíbles bajezas para conservar o arrebatar el poder.
“Quiero terminar el gobierno sin ningún solo acto de represión, sin una masacre, sin desaparecidos; con paz, con tranquilidad, pero al mismo tiempo, sin autoritarismo”, dijo López.
Que alguien le diga, por favor que en este gobierno hemos tenido, cortesía de los abrazos, 50 mil desaparecidos, más de 190 mil homicidios, 450 masacres.
Así que las encuestas, ni tan benditas y la elección nada, pero nada fresa.
Tiempo al tiempo.