El deseo por el poder enferma a los políticos y más si se trata de tiempos de campaña.
Las mentiras, ocultar información o distorsionar la realidad está al orden del día, pero todo esto puede tener explicación con el llamado síndrome de Hybris.
En el libro “En el poder y en la enfermedad”, escrito por el neurólogo inglés David Owen, se señala que muchos políticos desarrollan síndrome de Hybris o embriaguez de poder.
El autor describe que dicha patología afecta a ciertos políticos que se aferran con uñas y dientes al poder, el cual inicia en una primera fase bordeando la megalomanía y concluye con la paranoia.
De acuerdo con Owen, los políticos que sufren ese síndrome dejan de escuchar, se vuelven imprudentes, afirman que solamente sus ideas son correctas, nunca reconocen sus errores y prefieren rodearse por una legión de genufléxos cabezas huecas que no dudan en aplaudirle hasta en sus equivocaciones y alabando lo imprescindible que es en las tareas que realiza.
Entre algunas conclusiones de su libro, el neurólogo británico asegura que el poder intoxica tanto que termina afectando el juicio de los políticos que sufren ese mal.
La razón principal por la que muchos gobernantes, funcionarios o suspirantes a cargos de elección popular niegan u ocultan información se debe a la época electoral.
En tiempos de campaña, las promesas llueven por todas partes, pero la mayoría de ellas no llega a cumplirse, ya que lo importante es “enamorar” al elector para conseguir el codiciado voto, ya después se buscará la forma de justificar o echarle la bolita a otra persona por no cumplir con la palabra empeñada.
Los votos se ganan con hechos, no con palabras y menos tratando de ocultar información.
En México, son muchos los políticos que sufren de cierta forma el síndrome de Hybris, algunos lo desarrollan más que otros.
En vísperas de la elección, cada quien puede juzgar si alguno o varios de los candidatos sufren de dicho síndrome y si tienen altas probabilidades de adquirirlo o que el mal se agudice ya sentados en la silla presidencial.
Tiempo al tiempo.