Fabiola Larrondo Montes, diputada local por Morena
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es el documento rector de la vida pública nacional, los valores e ideales del pueblo mexicano deben estar plasmados en dicha ley suprema.
El proyecto de nación como directriz de la función pública, debe estar debidamente estipulado en la Carta Magna, atendiendo a la legalidad y legitimidad de los intereses del pueblo soberano.
El Derecho debe ser dinámico en su construcción y debe ajustarse a los cambios que la sociedad demande, con la finalidad de un sistema normativo eficaz y con un sentido de pertenencia.
Hablar de una reforma constitucional, es realizar un análisis profundo de nuestra ley cimera, revisar si lo plasmado cumple y está acorde a la realidad pragmática en busca de los intereses públicos.
El Poder Constituyente Permanente es el responsable de lo anteriormente señalado, desde el sexenio pasado se realizaron varias reformas a la Constitución, con la finalidad de actualizarse a los nuevas exigencias económicas, muchas de ellas controvertidas en los sectores más vulnerables.
En la Cuarta Transformación se busca un cambio del país de manera pacífica y el respeto a la Ley Suprema, es fundamental en la adecuación de los intereses de los mexicanos, desde el punto de vista social, económico y político deben ser reconocidos en el documento fundamental de la nación.
Martín Arango García, Secretario General del CDE del PAN
Cuando nuestra Constitución Política fue aprobada por el constituyente de 1917, México se distinguió por tener un documento moderno y acorde a la realidad social, innovadora por la primera inclusión de los derechos sociales en un documento de esta naturaleza.
Sin embargo, con el paso del tiempo nuestra Carta Magna sufrió de los caprichos del gobernante en turno, registrando a la fecha casi 700 reformas, lo que lo convierte en un documento muy distinto al original.
Por otro lado, desde mi perspectiva el neo constitucionalismo moderno dista mucho de nuestra constitución vigente, cuyo contenido ha abandonado la esencia de postular los principios más fundamentales para la rectoría de un Estado, para convertirse en una norma reglamentaria.
Creo firmemente en la renovación y actualización de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pero no en función de un movimiento político local, sino entendiendo la realidad teórica del derecho constitucional en la actualidad.
Hugo Cabrera Ruiz, diputado local por el PAN
Gobernar es un asunto de gran complejidad, requiere, entre otras cosas, preparación, dedicación, honestidad, voluntad, conocimiento, sensibilidad, además de humildad y apertura para escuchar a expertos, analistas y académicos en temas que requieran especialización y conocimiento puntual.
La Constitución Mexicana es un documento vivo y vigente, deja sentadas bases y traza una ruta clara a seguir para lograr un país de bienestar, democracia, justicia social, paz y progreso para todos; sin embargo, no es una camisa de fuerza, tan sólo en la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados Federal, donde tuvimos el honor de participar, se aprobaron 621 dictámenes, que se traducen en 25 reformas constitucionales y 42 nuevas leyes, números que colocan a la Legislatura como una de las más productivas de la historia.
Nuestra Carta Magna trasciende gobiernos, necesita el concurso y participación de todos, con su cumplimiento la honramos y con nuestra activa participación la renovamos y ponemos a punto para los nuevos tiempos; no puede permanecer estática, debe avanzar en paralelo con el país, los nuevos retos, las necesidades sociales y la dinámica global, más allá de arranques y protagonismos que parecen nocivos para lo que con esfuerzo y trabajo hemos construido.
