Cada vez que busco noticias sobre México y las comparo con la información que se mueve en Canadá, veo dos mundos diferentes… en Querétaro, como casi todo el país, hace calor -mucho-, y aquí -aunque hoy empezó a cambiar con el inicio de la primavera- las temperaturas siguen bajas -a veces bajo cero-.
Pero no solo el clima está caliente, los ánimos también, las luchas por el poder están desatadas en la nación azteca. Acá las noticias siguen dominadas por el tema de la pandemia, la escasa disponibilidad de vacunas, el lento proceso de inoculación y los magros intentos por reabrir la economía cuando ya se habla una tercera ola de contagios provocada por las variantes del Covid.
Da la impresión que allá el tema de la pandemia no importa o como si México ya hubiera salido de la emergencia sanitaria, a pesar de que el INEGI cuenta más muertes de las “esperadas”, lo que llevaría el total de fatalidades por la pandemia a 300 mil personas o más. Así los números… en Canadá a la fecha hay 930 mil casos de Covid y 22,639 muertes; en México hay 2.19 millones de personas infectadas y 197 mil muertes. Y, aun así, la gente no habla de la pandemia allá, tanto como se habla aquí.
Hay temas de interés internacional, que repercuten en los discursos de todas las naciones; pero aun en tales casos, la forma de abordarlos es muy diferente en México que en Canadá y el resto del mundo.
El pasado 8 de marzo, en muchos países hubo manifestaciones de mujeres buscando avanzar en el reconocimiento a sus derechos, exigiendo un trato igualitario. Las mujeres mexicanas están pidiendo que las autoridades hagan algo por parar el asesinato de mujeres, los feminicidios. Y el presidente López Obrador descalifica el movimiento social diciendo que es en su contra y motivado por los grupos conservadores.
Justo es decir que Canadá sufre un problema similar, en menor escala, las comunidades indígenas han denunciado numerosos casos de mujeres desaparecidas y asesinadas. Notorio fue el caso de una mujer indígena que se grabó en video (y lo subió a redes sociales), mostrando cómo el personal médico de un hospital la insultaba y no la atendía mientras ella estaba muriendo.
Joyce Echaquan, de 37 años y madre de 7 hijos, perteneciente a la comunidad indígena de Atikamekw, fue internada por severos dolores en el abdomen en el hospital Joliette, cerca de Montreal. El personal médico le administró una alta dosis de morfina y -como se ve en el video- es insultada mientras se retuerce de dolor, hasta que fallece.
El gobierno de Trudeau ha ofrecido realizar una investigación tanto sobre los casos de mujeres indígenas desaparecidas como del maltrato de la mujer en ese hospital.
En los últimos 30 años ha habido alrededor de 4 mil casos se mujeres y jovencitas indígenas que han desaparecido o han sido halladas asesinadas. En la mayoría de ellos se ha encontrado que ni la policía montada ni el sistema judicial han dado suficiente atención por ser indígenas.
Otro escándalo que ha permeado las noticias canadienses al lado de los temas de la pandemia son las acusaciones contra el Ministro de Defensa, Harjit Sajjan, por supuesto encubrimiento de diversas acusaciones de abuso sexual de parte de dos altos mandos de las fuerzas armadas.
En ninguno de dichos escándalos el Primer Ministro de Canadá ha asumido que se trata de ataques políticos en su contra; se han seguido los procesos legales correspondientes, se han abierto investigaciones y se ha destituido a los acusados de conducta inapropiada.
En contraste lo que ocurre en México pareciera que tanto los feminicidios, como la violencia generalizada, el pésimo manejo de la pandemia, etc., toda gira en torno de una persona, el presidente de la República, y todo tiene una razón política en su contra.
Los otros Poderes parecen borrados, igual las secretarías de estado; todo toma un tinte político, todo lo que no le gusta al presidente es automáticamente un ataque de las fuerzas conservadoras en su contra. La sociedad no tiene derecho a manifestarse o exigir el respeto a sus derechos, todo está envuelto en luchas políticas…
En Canadá se discuten temas como el racismo, los efectos económicos del cierre de la economía, los riegos de las variantes del Covid, las detenciones internacionales injustificadas, como el caso de 2 canadienses detenidos en China como venganza porque aquí se detuvo a la hija de un magante de Huawei, quien espera ser extraditada a los Estados Unidos; hecho que incluso ha desatado una especie de guerra fría entre China y Canadá.
Las redes sociales y las noticias de México dedican amplios espacios a discutir sobre Pepe Le Peu, la Bruja del 71, el Osito Bimbo, el Tigre Toño, el Negrito, el Gansito y Chester Chetos. Parece un gobierno de caricatura con problemas de caricatura. Lleva a la sociedad a enfrascarse a cuestiones totalmente infantiles. En vez de crear una verdadera estrategia para atender la emergencia sanitaria, aplicar pruebas, fortalecer al sector salud, el gobierno mexicano se ha dedicado a culpar de las muertes a una histórica malnutrición de la gente, y decide hacer frente a la pandemia emitiendo una nueva ley de etiquetado (y quizá de comercialización) sin dibujos animados.
Es simplemente una cortina de humo para no enfrentar con seriedad y madurez los serios problemas que enfrenta México, con una pandemia rampante, una violencia que se apodera de cada vez más rincones del país, la caída en picada de una economía sostenida en la informalidad y numerosos hechos de corrupción.
México pareciera caminar lentamente hacia un régimen autoritario quasi monárquico, donde todo gira alrededor de una sola persona; mientras que en Canadá se empieza a analizar la posibilidad de terminar las relaciones oficiales con la monarquía británica. Aquí mucha gente piensa que en el siglo XXI la figura de monarquías, la realeza y los lazos políticos históricos con la Corona, ya no tienen sentido.
Caliente caliente, ¿volverá algún día a los estantes la imagen del malvado Osito Bimbo? ¿Los mexicanos serán delgados y sanos, con una economía basada en la industria petrolera, regresando a los años dorados del siglo XIX, sin Brujas del 71 que acosen sexualmente al pobre de Don Ramon? Mientras en las tierras frías -muy frías- al norte del continente los canadienses se separarían de la corona británica, se pondría de moda el uso de penachos, y viviríamos en permanente confinamiento, sin quitarnos jamás los cubrebocas y sin abrir por completo la economía, en espera de las marejadas de un virus que “quizá ni existe…”