Chicago, IL.- Si usted cree que las cosas están mal en el gobierno de Enrique Peña Nieto, pues al norte del Río Bravo también se cuecen habas.
Los Pinos y la Casa Blanca tienen una similitud indiscutible: ambas son un desastre para los ciudadanos de México y los Estados Unidos, respectivamente.
Pero como dijo Jack El Destripador, vámonos por partes.
De este lado la trama rusa sigue cortando cabezas; la última fue la directora de comunicaciones de la Casa Blanca, Hope Hicks, quien renunció luego de comparecer ante el comité legislativo que investiga el posible contubernio entre los rusos y la campaña de Donald Trump.
La fiel colaboradora del magnate habría admitido que dijo “mentiras piadosas” para favorecer a Trump, aunque luego trascendió que su dimisión tuvo relación directa con su rechazo a contestar preguntas en la citada comparecencia.
El congresista demócrata por Illinois, Mike Quigley, reveló que Hicks se limitó a contestar las preguntas aprobadas con anticipación, al igual que hicieron otros consejeros de Trump que han comparecido, como el ex jefe de estrategia de la Casa Blanca, Steve Bannon.
Hicks evadió los cuestionamientos sobre su trabajo y cualquier contacto de la Casa Blanca con Rusia después de las elecciones presidenciales de noviembre del 2016 y de la toma de posesión del 20 de enero del 2017.
Si a estas alturas de la historia usted cree que la Administración Trump tiene la clara intención de ocultar algo en torno a la trama rusa, pues no se equivoca. Hasta ahora el fiscal especial a cargo de la investigación, Robert Muller, ha acusado a cuatro ex colaboradores de Trump, tres de los cuales ya se declararon culpables de los cargos imputados.
Por si fuera poco, el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, acaba de perder su nivel de acceso a información confidencial, porque el FBI tiene serias dudas sobre sus manejos financieros durante el proceso de transición presidencial.
El cerco en torno a la Casa Blanca se está cerrando por la trama rusa, que sigue evidenciando cómo Donald Trump ganó la presidencia con ayuda de Vladimir Putin.
Por lo menos en Estados Unidos tenemos la esperanza de que la justicia prevalezca algún día, mientras tanto en México su presidente es el garante de la impunidad, sobre todo para sus compinches.