"Yuk'al-tan mayab",
"todos los que hablan la lengua maya".
El Tren Maya, uno de los proyectos que se vislumbra será de los más ambiciosos de la siguiente administración, va digamos, viento en popa en el México donde la Cuarta Transformación parece que ya opera, que ya gobierna.
Una zona que ha definido la historia de Mesoamérica y ya en la colonia un punto clave para la entrada y trasiego de las mercancías y parece que en el 2022, volverá el tren a ser el transporte de personas, productos, progreso y desarrollo para la zona ¿Pero a qué costo?
Llevar el desarrollo en rieles a la península no es una idea nueva. Ya en 2012 el entonces titular de la SCT anunciaba un tren “Transpeninsular” con un recorrido de 278 kilómetros, tránsitos de dos horas 35 minutos para el servicio de pasajeros, y de 4.5 horas para el servicio de carga en servicio nocturno, además de ser multimodal adecuado para el autotransporte y el transporte marítimo.
Pero al gobierno de Peña Nieto la corrupción y la falta de presupuesto le pararon su tren y no solo éste sino el de Querétaro y el de Toluca.
El presidente electo retoma este proyecto para reciclarlo, corregirlo y aumentarlo.
Será la construcción de la segunda, pero la más ambiciosa red de trenes de pasajeros que existe en el país al conectar 5 estados: Yucatán, Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Tabasco.
El Tren Maya que costará entre 120 y 150 mil millones de pesos, dependerá, en tres cuartas partes de recursos privados y abarcará los principales destinos turísticos regionales.
Dentro de cuatro años, la Cuarta Transformación traerá “el progreso” a la zona de la península con 17 destinos.
Impacto ambiental, el EZLN, la corrupción y el maniobrar en esos terrenos no serán tareas fáciles de superar.
En entrevista con el diario El País, Eduardo de la Peña, socio de infraestructura de Deloitte en México, dijo que la sustentabilidad de Tren Maya no podrá sostenerse sólo en los pasajeros.
Esta megaobra tendrá sus obstáculos, quizá más duros que la propia selva.
Si todo sigue sobre rieles, en diciembre conoceremos las licitaciones para arrancar la construcción del “Quetzalcóatl”, que culminará a los cuatro años de su inicio, generando 20 mil empleos fijos y que proyecta la atracción de poco más de 3 millones de turistas por año adicionales a los que ya se aventuran dentro de la península por los medios tradicionales.
Esta serpiente de fuego viene con la promesa de traer progreso a la zona del sureste, tan lastimada por la pobreza, y por las grandes corporaciones que se llevan el dinero del país.
Que esta serpiente emplumada no sea la vanguardia del abuso, la corrupción, la depredación de recursos, abuso a los ejidatarios y atentado con la biodiversidad de la península, un ecosistema único en el planeta, que el desarrollo sea para todos, no para unos cuantos, para los de siempre. Estaremos pendientes.
Tiempo al tiempo.