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El chivo en la cristalería

* Con más frentes abiertos que nunca, López parece sentirse indestructible y sus enemistades aumentan

Parece como si el poder le hubiera dado al aspirante a dictador la idea de que es invencible, que puede golpear hacia todos lados y que la Tercera Ley de Newton es falsa.

El tabasqueño quiere ignorar que las cosas caen por su propio peso, y acumula pleitos, siembra insidias y da la idea que se siente que nadie le ha tomado la placa.

Dicen que el pejelagarto por la boca muere. Expresar conmiseración al crimen organizado, defender a las tres dictaduras socialistas e insultar a médicos y la UNAM, abrió nuevos frentes.

Ya había muchos abiertos: Contra inversiones en energía, contra España, patear la Iniciativa Mérida, expulsar a la DEA, satanizar a la clase media y más…

Ahora suma otro nuevo importando médicos que claramente no llegarán a México a hacer un examen de aptitudes, porque son un convenio de apoyo entre sátrapas.

El cabildeo contra Washington con el claro intento de echar a perder la Cumbre de las Américas, quizá azuzado por Donald Trump, no va a quedar sin respuesta.

Si con Trump se dobló rápido, con Biden se ha hecho el vecino contestatario y chimolero que azuza a los demás para hacerle un infiernito al vecino rico.

“Para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto”, señaló Newton en una ley física que es un axioma en todos los campos de la existencia.

Hasta hoy el gobierno de Biden ha privilegiado la diplomacia, pero seguramente arma una ofensiva brutal contra la migración, el narcotráfico y socialismo ramplón obradorista.

Luego de los gritos macuspanos Biden le dio unas palmaditas a Cuba, otras a Venezuela, pero precisó que la distención iba a favor de los pueblos, no de sus gobiernos.

Pero haiga sido como haiga sido, el beisbolista fenómeno siente que obligó a una respuesta favorable, pero lo obligan a bajar la guardia para tirarle un gancho a la mandíbula.

López aún tiene un ejército pagado y otro de espontáneos capaces de ver a los combustibles fósiles como el maná, pero, parece claro, que los leales disminuyen y los contrincantes aumentan.

López es un ajedrecista locuaz, que tira sus piezas, usa peones como alfiles y torres como peones, y además anuncia lo que va a hacer o deja que se trasluzca.

Es claro que López sigue la estrategia que siguió Fidel Castro cuando tras la caída de la URSS tuvo que abrir la isla al turismo e hizo empresarios a los militares para controlar a la sociedad

Pero ni el macuspano es Fidel Castro, ni estamos en 1990, pero AMLO se cree el más listo y piensa que puede engañar a todos todo el tiempo, y tapar el sol con un dedo.

Pero a cuatro años solamente hay fracasos; Un aeropuerto que no resolvió nada, un instituto de salud reventado, una refinería carísima que no hará el milagro de la multiplicación de la gasolina.

Sigue quebrantando la ley, y ahora debe sortear la baja en popularidad que gravitará sobre los comicios estatales del 5 de junio y por supuesto, por las pérdidas de su monopolio energético.

Los que defienden a ciegas el “Bienestar” que no existe, poco a poco se cansan ante la realidad de la estanflación, la inseguridad, la caída de la educación, el colapso de la salud.

Otros que le creían, ven a López similar a sus antecesores, pero más corrupto, acomplejado y visceral, y se unen para impedir la creación de un Maximato tras las elecciones de 2024.

Pero el macuspano monta una dictadura, no quiere títeres cuando él puede seguir al mando, por eso derriba las instituciones, somete al ejército y empodera al narco.

López Obrador ha salido de pleito en todos los lugares donde haya estado; del PRI de Tabasco, del Instituto del Consumidor, del PRD, de las alianzas.

La presidencia no va a ser la excepción, y pronto va gritar, “un caballo, un caballo, mi reino por un caballo”. Y lo montarán…

User007@mxpress.mx

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