Chicago, IL.- Podemos afirmar que la Administración Trump es burda, tramposa y engañosa, por ello no sorprende que desde ya esté tratando de meter las narices en la elección presidencial de México. Los intereses de los EEUU al sur del Río Bravo son demasiados como para ponerlos en riesgo con un gobierno independiente, sin compromisos obligados.
En su reciente visita a suelo azteca el secretario de Estado, Rex Tillerson, advirtió: “Sabemos que Rusia tiene tentáculos en diferentes elecciones en el mundo, por lo que nos han compartido nuestros colegas europeos, y mi consejo para México es que preste atención a lo que está pasando”.
El número uno del intervencionismo en el continente americano alerta de una posible injerencia rusa. ¡Tómala barbón! El gigante dormido ha despertado.
Desde hace meses el gobierno de Trump viene planchando el camino para colgarle el muertito a los rusos, con la clara intención de asustar y manipular al electorado mexicano.
Herbert Raymond McMaster, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, habló en diciembre ante la Fundación Jamestown de “señales iniciales” de la presunta injerencia rusa en los comicios mexicanos.
José Díaz Briseño, corresponsal del diario Reforma en los Estados Unidos, obtuvo la siguiente transcripción de esa intervención: “Con Rusia estamos preocupados, cada vez más preocupados, con estas campañas sofisticadas de subversión y desinformación y propaganda, y con el uso de herramientas cibernéticas para hacer eso. Como han visto, este es un esfuerzo realmente sofisticado para polarizar las sociedades democráticas y enfrentar a las comunidades dentro de esas sociedades, crear crisis de confianza [… Dentro de Europa, esto se ve más recientemente con el referéndum sobre la independencia de Cataluña en España. Y de hecho, ya se han visto señales iniciales en la campaña presidencial mexicana”, dijo McMaster.
Evidentemente los priistas ya adoptaron el discurso de la injerencia rusa para atacar a quien encabeza las preferencias electorales. Ahora le dicen “Andrés Manuelovich”.
Aquí lo fundamental es la realidad que viven los votantes mexicanos, cada uno en su propio entorno sabrá si la trama rusa es un choro más para espantarlos con el petate del muerto.
