ACCIONES Y RAZONES / Efraín Klériga
* Hombre de dichos y leyendas urbanas, reza que “la mejor política exterior es la política interior” … Tonto refrán del siglo XIX no para un mundo globalizado.
Cuando Andrés Manuel López Obrador se decidió por la política la Plaza de Santo Domingo perdió a un prometedor “evangelista”.
Y no sólo porque le encanta prometer y porque es fiel evangelista, sino porque las cartas a Eufemia palidecerían ante su cursi redacción.
“Tenemos en marcha el más importante programa de reforestación del mundo”, dijo López en una carta a Biden, quien todavía debe carcajearse.
En una semana Joe Biden tuvo la posibilidad de estar en contacto con el Presidente de México y con Felipe Calderón, líder virtual de la oposición.
La Unión Europea con el proyecto LifeTerra aspira a plantar 500 millones de árboles en Europa durante los próximos cinco años.
El gobierno de Biden ha lanzado un programa para financiar celdas solares en domicilios y proyecta una economía de energía limpia al 100% para 2050.
Obviamente Sembrando Vida es un programa electorero, mal diseñado y nada que otros gobiernos se quieran robar, como acusó AMLO.
Aunque no falta el mareado que diga que López es un genio para la política, su incapacidad para el consenso hace que ceda espacios políticos.
Pero lo que sí le están robando es “cámara”, pero no es la UE o EU, o la ONU, son Ebrard, Calderón, De la Madrid, y varias senadoras.
Aristóteles decía que el universo está absolutamente pleno de cuerpos, no hay vacíos y, el descubrimiento reciente de la materia oscura lo corrobora.
Ante una cumbre con los principales jefes de Estado del mundo, para hablar de temas ineludibles, no asistir resulta mala política exterior que repercute en la interior.
No sólo en el mundo físico sino también en la política no existen los espacios vacíos, cuando un cuerpo se desplaza, otro ocupa su lugar.
La inasistencia a Roma fue dejar a México sin representación, fue perder una oportunidad para hacer crecer su pequeña figura internacional.
No ir a Roma le permitió a un político experimentado y con una figura internacional, si bien un tanto oxidada, hacer contactos nuevos y revivir viejos lazos.
Calderón durante años solamente impulsaba el partido y la candidatura de su esposa, ahora aprovecha la publicidad y las ausencias del presidente.
Los amarres ahora son de Marcelo Ebrard, pero también de Felipe Calderón, aún conocido aún por muchos mandatarios del G20.
Decía Miguel Alemán que en México un expresidente es como un Tehuacán sin gas. Pero López de tanto mencionar a Calderón ya lo recargó.
Calderón fue a Roma representando a la Comisión Global sobre la Economía y el Clima y a la Fundación Desarrollo Humano Sustentable.
Si López hubiese ido a Roma, Calderón habría quedado opacado por completo, a cambio, el michoacano pudo placearse y hacer contactos.
Calderón sabe hacer política, así fue como llegó a la presidencia con apoyos no todos en México, algunos de grupos como el de Henry Kissinger.
Un político que estuvo a un pelo de ser presidente, ya destripado en los 80, me aseguró que para ser presidente de México necesita ganarse la voluntad de Washington.
López la tuvo por parte de Donald Trump, e incluso hay quien asegura que tuvo donativos y por eso el macuspano se le hincaba al neoyorquino.
En los FARA Records hay pruebas de que la candidatura de Calderón, tuvo apoyo del grupo de Henry Kissinger entre 2005 y 2006.
El apoyo se le dio mediante una consultora de Alan Stoga, socio menor de Kissinger, Zemi Communications quienes cabildearon a favor del michoacano.
Zemi no cobró a Calderón, pero antes del destape y durante la campaña, le allanaron el camino hacia líderes políticos y empresariales de Estados Unidos.
Zemi sí hizo gastos para reuniones con la prensa, en al menos una comida y posteriormente, y luego Stoga, defendió el triunfo del Calderón.
Stoga y Zemi obtuvieron luego contratos en México por parte del Gobierno de Calderón y ahora no es de dudarse que el mismo grupo le apoye.
Stoga, fue director of Kissinger Associates; ejecutivo del First National Bank of Chicago ahora propiedad JPMorgan Chase y ejecutivo del U.S. Treasury”.
En 2006, Calderón ya como Presidente de México, en su primera gira a Estados Unidos, dio un desayuno en Nueva York al grupo de Kissinger y empresarios afines.
En ese desayuno además de banqueros se encontraban otros empresarios, senadores notables como George Biden, otros entonces no muy notables, como un tal Donald Trump.
También Enrique de la Madrid, debe estar haciendo amarres, contactos, sumando voluntades, mientras Lilly Téllez o Xóchitl Gálvez suman imagen en la prensa.
No decidir es dejar que el mundo pase de largo, no acudir a una cita es dejar que otros vayan, y golpear en cadena nacional opositores, los fortalece.
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