Fabiola Larrondo Montes | Diputada local por Morena
Siempre que está por terminar un gobierno federal, las reflexiones se hacen presentes y se crean nuevas expectativas sobre el gobierno entrante, así sucedió aproximadamente hace seis años, al inicio del ejercicio constitucional de Peña Nieto.
El Pacto por México fue el estandarte del nuevo gobierno en su regreso al poder, tratándose de mostrar como un gobierno incluyente y renovando, conciliando con las fuerzas políticas para presentar un proyecto de reformas estructurales que pretendían un nuevo modelo de nación de ideales neoliberales, acorde a las nuevas necesidades del concierto económico internacional.
Grandes escándalos sucumbieron la vida política en el gobierno de Peña, la Casa Blanca y los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, dan cuenta que las viejas prácticas seguían presentes, donde la corrupción, impunidad y el exceso del poder siguen presentes en un país donde el hartazgo social se hace evidente y se vio reflejado en las urnas el presente año.
Posteriormente y a mitad de la Administración Federal se presenta un Sistema denominado Anticorrupción, que pretende legitimar la actuación del Estado frente a los actos de corrupción. Pretendiendo realizar una renovación moral del Estado, parecido a lo que se hizo en los ochentas, la cual no tuvo eco en la sociedad mexicana.
Se recordaran las reformas estructurales por el consenso político y en las esferas del poder, pero la derrota en las elecciones, la cancelación del aeropuerto y la reforma educativa, la violencia, impunidad y corrupción serán los estigmas de esta historia sexenal.
Martín Arango García | Secretario General del CDE del PAN
Difícilmente serán recordados los logros de la actual administración federal, pues la estela de corrupción que deja se lleva, por mucho, los reflectores en el escenario político nacional.
Casos como Odebrecht, OHL, la estafa maestra, entre muchos otros serán los que quedarán en nuestra mente por muchos años.
Al margen esto, es lamentable que el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador se haya pronunciado por «perdonar» la corrupción de Enrique Peña Nieto, al parecer nuestro presidente entrante también nos quedará a deber con su promesa de romper el pacto de impunidad y hacer valer el estado de Derecho. Lamentable.
Hugo Cabrera Ruiz | Diputado local por el PRI
Impulsar reformas para el desarrollo político, económico y social del país; lograr cambios necesarios que requerían acuerdos y consensos con todas las fuerzas políticas, son esfuerzos destacados, sabíamos que como cualquier cambio existirían resistencias y tendrían costo político; sin embargo, esa valentía para trabajar por México será el legado del sexenio.
11 reformas estructurales que responden a las necesidades y demandas de las familias mexicanas, atendiendo temas sensibles que exigían compromiso y que no podían demorar más; como la reforma en telecomunicaciones que abrió la competencia, eliminó prácticas monopólicas, aumentó los niveles de cobertura y penetración, además de generar servicios de mayor calidad y con precios más asequibles; o una reforma laboral que incrementó la oferta de trabajo, fortaleció la transparencia, la equidad de género, la inclusión, además de que modernizó la justicia laboral, son sólo ejemplos de reformas impulsadas por un gobierno convencido de promover cambios en beneficio del país.
Cifras récord en inversión extrajera directa, donde se supera ampliamente a los últimos sexenios; y en generación de empleo, con plazas laborales creadas que, según cifras oficiales, son aún más que las sumadas por los dos sexenios anteriores –JUNTOS-; son datos que se tendrán que contrastar para delinear una realidad histórica que hará justicia a un sexenio donde realmente se movió a México.