Su trayectoria enfocada siempre en el servicio social, es algo que ha estado presente a lo largo de su vida, con una gran sonrisa, Karina recuerda como, desde la secundaria o incluso antes, era continuamente la primera en apuntarse para ir a los asilos, irse de misiones, o hacer labor en la casa hogar San Pablo.
“Siempre he sido muy inquieta, si me tuviera que definir con una palabra, esa sería, tengo muchos años metida en este tema del servicio social, pero sí me gustaría hablarte a ti y a tus lectores como Karina la ciudadana, la madre, la hija, la hermana. Honestamente, servir a las personas es algo que quisiera hacer detrás de una mampara, donde nadie supiera quien soy, donde nadie supiera, que si soy la esposa de, o la hija de, me encantaría hacerlo así, pero finalmente la vida me pone en esta circunstancia y lo importante es regresarle un poco de lo mucho que a mí personalmente la vida me ha dado. He pasado por trances muy fuertes en donde me he caído, me he desmoronado por completo y me he ido armando poco a poco y entiendo que Dios a uno no le manda más de lo que puede aguantar, situaciones y circunstancias en donde siempre tienes que sacar esa mejor parte de ti como ser humano”.
UNA DEUDA SALDADA
La punta de lanza de la gestión de Karina al frente del DIF estatal, tiene nombre y dirección, se trata del CAS Carmelita Ballesteros, nombrado así en honor a su abuela paterna, y al enorme legado que esta construyo.
“Muy pocas personas saben cómo nace este proyecto que de verdad me emociona mucho, yo crezco con el estigma de oír el nombre de Carmelita Ballesteros, y si, sabía que era la mamá de mi papá pero no sabía porque todo mundo hablaba de ella y transitado en este camino que llamamos vida fui conociendo más de ese amor por su familia y por este estado, y sobre todo ese querer buscar un mejor futuro para los niños de nuestra sociedad, el cariño tan grande que tenía por esta tierra, la sencillez y la humildad que siempre la caracterizó. La idea surge en una plática con mi madre, un día me dijo: ‘hija qué vas a hacer, cual será tu sello en el DIF Estatal’. Yo había detectado diferentes circunstancias en el albergue “Caminando Juntos”, que no me habían gustado, que me habían angustiado mucho, que me tenían totalmente indignada y sorprendida de lo que había encontrado, entonces pensé: ‘me gustaría hacerles un lugar digno a estos pequeños, para que se sintieran como se sienten mis hijos en su casa, a lo que mi madre me dijo, siempre has sido una mujer de retos, yo no aceptaré un no voy a poder”, relata.
El CAS, relata, no es un logró de Karina Castro o del Gobernador, sino un logro de toda la sociedad queretana.
“Hoy en día me siento muy orgullosa de poder mirar a esos niños y saber que tienen una casa nueva, que tienen un hogar nuevo, el Carmelita Ballesteros, significa realmente una extensión de mi casa. Ahí puse mucho de lo que alguna vez quise para mi hogar, ahí lo vi cristalizado, ahí lo vi hecho, y darles esa paz a esos pequeños, darles sonrisas y regalarles espacios dignos significa lo que yo como mamá puedo ofrecerles a mis hijos y eso paga cualquier esfuerzo”.
Trascender, es el objetivo que Karina Castro de Domínguez se ha trazado y con por lo menos la mitad del camino por recorrer en este sexenio, tiene muy fijo hacia el cual dirigir el barco, como ella lo dice en palabras propias, y le gustaría en un futuro ser recordada como lo que es, una mujer inquieta y servicial, que pone en práctica día a día los valores que desde pequeña aprendió, una mujer que no concede terreno a la indiferencia, si no por el contrario, considera que la única manera de retribuir a la vida es ocupándose en mejorar la vida de otros.