Mucho se habla sobre las áreas de oportunidad y los vicios conductuales que conlleva haber nacido en el nuevo milenio. La facilidad en el acceso a la información, las nuevas tecnologías y la búsqueda de la simplificación de la vida, han generado en las recientes generaciones un deseo de inmediatez que usualmente termina en decidía cuando de procesos y métodos se trata.
Este estigma y las ideas preconcebidas que giran alrededor de esta generación, llegan incluso a mermar las oportunidades de desarrollo de algunos de los jóvenes que pudieran encasillarse en la imagen de “millenial” o de los que ahora se abren paso conocidos como la generación Z, aunque esta última por suerte, parece venir mucho mejor dotada y apta para el nuevo ritmo de estos tiempos, y para ejemplo, un botón.
Nacido un 16 de marzo en el año 2001, Jesús Abraham Maya Pedraza, es un joven queretano que viene a romper con todas estas ideas, y a demostrar que solo es cuestión de querer, decidirse y actuar, poniendo el ejemplo ganando nada más y nada menos que el Premio Nacional de la Juventud 2018, gracias a su proyecto: “Popotéptl”.
“Popotépetl surgió como un proyecto escolar. Debíamos resolver alguno de los objetivos de desarrollo sostenible emitidos por la ONU en 2017. La idea era solucionar el consumo responsable y esto aunado a las ganas de generar un cambio en mi entorno. Debo confesar que desde pequeño esa ha sido mi mas grande ilusión, ser un agente de cambio, el proyecto es una versión 100% biodegradable de los popotes que usamos tradicionalmente, esto es porque están hechos a base de algas, lo que además, los vuelve comestibles” cuenta el orgulloso joven queretano.
Además de lo ya mencionado, Abraham es miembro fundador del grupo Por La Equidad Social (PLES), cuya misión es concientizar y sensibilizar a las personas jóvenes sobre la desigualdad social en México a través de la creación de iniciativas, difusión de información y la impartición de talleres que influyan en la realización de proyectos de innovación social, esto último, le abrió algunas puertas en el Poder Legislativo de nuestro estado.
Dotado con una increíble capacidad de asombro, el galardonado muchacho, contó que a pesar de todo, nada le aseguraba que fuera siquiera a estar dentro de los ganadores del premio.
Recibir la llamada que le notificaba ser uno de los 22 mexicanos premiados, ha sido hasta ahora una de las mejores experiencias que ha vivido, aunque también confesó estar cumpliendo una de sus metas de vida.
“Crecí escuchando y viendo historias de jóvenes increíbles, que hacían algo por sus países, y debo mencionar que esto fue gracias a una de las virtudes de esta era, la poderosa herramienta que representa el internet, gracias a todo esto, encontré la oportunidad de aportar un beneficio a México, demostrando que los jóvenes somos capaces de hacer la diferencia”.
Así es como con tan solo 17 años, Abraham pone en entre dicho la mayoría de los prejuicios que se tienen a las nuevas generaciones, y nos cuenta: “seguiré desarrollando el producto para que sea los suficientemente adecuado para el mercado. Además, me gustaría estudiar algo relacionado con negocios, para poder proveer de más soluciones a las personas. Bien se dice que un emprendedor es alguien que ve soluciones donde los demás ven problemas. Y me gustaría proponer más soluciones a este México trivial.