A nivel mundial, la industria de coco se concentra principalmente en la producción de aceite 55 por ciento, alimento fresco 37 por ciento, ralladura seca 5 por ciento y solo 3 por ciento se destina para otros productos, siendo que es una planta que puede ser aprovechada en su totalidad, asegura Cristián Odilón Sánchez creador de la firma Productos Ecológicos de Coco (PECCO) para Hogar.
PECCO es un proyecto de emprendimiento desarrollado por el estudiante de séptimo semestre de la carrera de Mercadotecnia de la Universidad Mondragón México (UMx), que ha logrado sus primeras ventas diseñando y produciendo bowls, vasos, floreros y ceniceros a partir de la cáscara del coco.
Este joven mexicano de 22 años, comenta que desde pequeño le gustaba ayudar a su papá en el negocio de ganadería y tala de árboles, platicando con los proveedores y buscando nuevas fórmulas para alimentar a los animales.
Pero como no estaba muy de acuerdo con el impacto ambiental que generaba la empresa, ya como universitario buscó alternativas para lograr un proyecto más social y sustentable.
Comenzó a investigar, hasta que fue a la Feria de Morelia donde conoció algunos productores de coco y su oferta de dulces tradicionales; negocio que le interesó con la idea de lograr un aprovechamiento integral del cocotero y no solo de su fruta.
En su proyecto de negocio se dio cuenta que el mercado mundial del coco está en amplio crecimiento. La consultora Global Info Research proyecta que la venta de agua de coco procesada tendrá una tasa de crecimiento anual promedio de 14.4 por ciento hasta 2023, debido a que China es uno de sus principales consumidores.
Que el aceite de coco, el producto estrella, crecerá a un promedio anual de 4.5 por ciento en los próximos cinco años y que los principales productores de coco en el mundo son, con cerca de 75 por ciento del mercado, Filipinas, Indonesia, India y Brasil.
Que hay otras naciones que están explotando mercados alternativos como el aprovechamiento de sus desechos, fibra o médula, como Malasia, Camboya, Singapur, Tailandia e India.
Por ello, Odilón decidió crear PECCO, que tiene como principal objetivo el aprovechamiento total del coco y generar trabajo para personas que viven en las zonas apartadas.
Trató de contactar a los productores de Pichilinguillo, Maruata y Playa Azul para ver la posibilidad de desarrollar con ellos un nuevo mercado. Sin embargo, la propuesta no se concretó, porque no compartían esta nueva visión del mercado.
“A pesar de ello, decidí no abandonar el proyecto, porque la necesidad para desarrollar este mercado está latente, así como la propuesta de colaborar con otras personas”, menciona.
Así que decidió crear sus propios diseños, cortando cocos, puliéndolos y alisándolo. Luego de más de dos meses de prototipar, probar insumos y crear nuevas formar y compararlos con los productores de Asia, logró producir sus primeros bowls, ceniceros, vasos y floreros.
El proyecto nació como fruto del interés de Odilón Sánchez en crear su propio negocio, por lo que optó por el programa de empredizaje, en el cual la Universidad Mondragón México los asesora y acompaña por dos años, para crear una empresa formal y con ventas antes de titularse.
Durante el proceso, Sánchez Espino destaca que la UMx lo apoyó, “nunca me abandonaron y me iba asesorando” y, así comenzó con las primeras ventas en pequeño entre compañeros y docentes.
La siguiente etapa fue la venta a florerías. “Los diseños les encantaron y me decían ¿Cómo es posible que sean de coco?, están hermosos, ¿cómo los haces?”, describe.
Como ya había alcanzado cierto nivel de manejo de la corteza, el universitario empezó a investigar para crear alimentos con la pulpa y agua, espera colaborar con sus compañeros de la carrera de Gastronomía de la Universidad para encontrar las recetas perfectas y convertirse en proveedor para panaderías, dulcerías y restaurantes.
Para finales de este semestre, el joven emprendedor estima que PECCO tendrá registro en el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual, será una empresa constituida formalmente y contará con las marcas de cada una de las diferentes divisiones, en las que espera competir en el mercado del coco.
“Mi idea es establecer la empresa ya sea en Lázaro Cárdenas, Zihuatanejo o Costa Manzanillo. Producir los cocos desde la siembra y cultivar las palmeras, desarrollar el mercado local, nacional y exportar a Estados Unidos, que es segundo mayor importador de cocos del mundo, después de China”, proyecta Sánchez Espino.
Su objetivo no es solo ganar dinero, sino lograr un proyecto integral en Michoacán; pues al estar en la Universidad Mondragón México aprendió sobre la economía social, “cambié mi chip neoliberal por algo más social, al aprender otras alternativas de negocio”.
El estudiante agrega que le gustaría poder dar trabajo a los jóvenes, siempre y cuando se comprometan a seguir estudiando para generar una filosofía laboral y ayudar a reducir el problema de la inseguridad y narcotráfico del estado.
En una tercera etapa, visualiza, el aprender a instrumentar alternativas para el aprovechamiento de la madera y la palma, además de contar con algunas hectáreas de cultivo al lado de la fábrica, que permita a las personas conocer el negocio y sepan que hay un nuevo sistema de trabajo.
“Hoy, soy el único propietario, pero hay algunos compañeros y personas que están interesadas en ser socios y tengo dos jóvenes colaboradores. En Querétaro llevó la parte de procesos y administración y en Michoacán está en la parte de producción, detalla.