El Cardo es una cactácea que al hacer contacto con la piel produce una sensación de dolor extremo, más aún si sus pequeñas espinas se incrustan en la carne; sin embargo, se dice que el dolor es mucho mayor cuando uno extrae dichas espinas, justo de ahí, viene la metáfora que da el nombre a la canción Cardenche, que, llena de tonos desgarradores y mucho sentimiento, es parte de la herencia cultural de nuestro estado.
Este canto, tiene su origen y florecer en el Camino real de Tierra Adentro, que, como bien recordamos, cruzaba nuestro estado, pasando por lugares como La Venta, La Estancia, Galindo, El Sauz, Amazcala y Chichimequillas, entre otros bellos parajes queretanos y es justo de estas haciendas y sus trabajadores de donde proviene esta popular herencia cultural que tiene la peculiaridad de ser interpretada a capella, llena de frases largas y una narrativa fuera de tiempo, musicalmente hablando.
“La música cardenche está muy asociada con el alcohol e incluso así se le llamaba, música de borrachos, pues los campesinos tenían la costumbre de salir de la pizca o de cualquiera que fuera su actividad y tomaban su sotol, su pulque o lo que quisieran y se iban a los montículos a cantar a la querida y por eso siempre el tema era muy fuere en el desamor”, relata Gabriela Freixas integrante de los Martajados del Real, una agrupación capitalina que tiene como misión proyectar, rescatar y popularizar este genero que, a decir de ellos, esta en un serio peligro de extinción.
“El cardenche está vivo, se sigue interpretando, aunque las personas que originalmente lo cantaban ya son gente muy grande, pero eso no es lo único que pone en riesgo el género, la dispersión social, la migración y la falta de un propósito social más allá de la catarsis amorosa, ponen en peligro que esta tradición se siga pasando de una generación a otra”, agregó Ruy Guerrero, voz principal de los Martajados del Real.
LO BUENO CUESTA
“Cantar cardenche no es nada sencillo, es un reto particular, se necesita una vivencia previa. No solo talento para cantar, si no tener experiencias de vida de dolor, de desgarro. Y aun así, eso no basta, pues nos hace falta el contexto, lo que te da el crecer escuchando el campo, las aves el viento. La canción cardenche no tiene una medida musical, no esta atemperada o dentro de un mismo compás, cambia todo el tiempo; sin embargo, tiene una lírica muy buena, porque cuando se le canta al desamor hay que ser precisos, el cardenche es en esencia una propuesta muy romántica e introspectiva, es una música que necesita seguir surgiendo y desarrollándose y una fuerte representación del origen de la música nacional” agrega Gaby Freixas.
Por fortuna, no siempre es necesario viajar tierra adentro en el camino Real para oír canciones como “un amor pendiente” o “tragedias de la Flor de Jimulco”, todos podemos disfrutar del Cardenche, recordar y sentirnos en aquel pueblo, o disfrutando de una película del cine de oro mexicano, gracias a los Martajados del Real, quienes junto con algunas otras agrupaciones cardencheras en el país, continúan con esta noble labor de no dejar morir uno de los pilares de la música y el folklore mexicanos.