Desde tu punto de vista ¿Qué podemos hacer como sociedad para combatir la violencia contra las mujeres indígenas?
Enrique Paniagua | Creativo
El sábado decidí salir para ver si ya me sentía mejor después de una gripa que me tumbó, y qué mejor pretexto que ir al centro de mi ciudad que tanto extrañaba. Pensé que estaría hasta la madre, y la sorpresa fue que no, que estaba vacío.
Pero bueno, hablando de cuestiones masivas, algo que sí me conmovió fue ver a lado de la plancha de la famosa plaza de los perritos, a una chica indígena sin brazos, y con el rostro quemado, haciendo flores de papel y vendiendo sus muñecas. El porte con el que afronta a la vida y con el que sonríe a la gente, vale más que las fotos de un chingo de cabrones que presumen su falsa felicidad, comida o sus viajes en estúpidas redes sociales.
Mahatma Gandhi decía:
“Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras.
Cuida tus palabras porque se volverán actos.
Cuida tus actos porque se harán costumbre.
Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter.
Cuida tu carácter porque formará tu destino
Y tu destino será tu vida…”
Yo digo que cuando veo gente así, que saca en el pecho un corazón de oro y apechuga sonriente ante las más dramáticas revolcadas que le ponga la vida, me pregunto cuáles son sus costumbres, sus actos, sus palabras y pensamientos cotidianos. Los que sean, yo se las quiero piratear para procurar ser un mejor ser humano.
Israel Pérez Valencia | Catedrático
El problema de la violencia a las mujeres indígenas en nuestro país es multifactorial. Existen usos y costumbres en los que la violencia intrafamiliar es tolerable y permitida por el patriarcado imperante de origen social y hasta religioso.
Por otra parte, México es un país que en los últimos años se ha caracterizado por su deplorable sistema de justicia. A pesar de que es la principal responsabilidad del estado, el acceso a la justicia expedita en este país es un privilegio de muy pocos y algo imposible en las comunidades indígenas, donde la falta de traductores de las lenguas madres al español, impiden el justo proceso a los que han sido señalados como probables responsables de cometer algún delito y que muchos indígenas inocentes estén en la cárcel.
Finalmente, está el entorno económico. El poco acceso que tienen las mujeres indígenas al empleo productivo en sus comunidades, las obliga a salir a las ciudades donde sus opciones laborales se limitan a la venta de artesanías o al trabajo doméstico, donde son víctimas, en muchas veces, de diferentes tipos de violencia, desde la verbal, emocional, física, sexual, además de la conocida discriminación por su origen.
Por todo ello, queda claro que la solución también debe ser multifactorial, de lo contrario estamos condenando a desaparecer a nuestras comunidades indígenas que son parte fundamental de nuestra identidad cultural e histórica; esa que tanto nos gusta presumir a nivel internacional.
Manuel J. Solís | Productor
Hasta hace muy poco tiempo comencé a entender el nivel de vulnerabilidad en el que viven las mujeres en México, sobre todo las indígenas. Esta terrible situación obedece a motivos profundamente arraigados en la cultura occidental, que desde mi perspectiva de hombre blanco heterosexual, son sumamente difíciles de entender a cabalidad.
Una de las condiciones de la revolución, de cualquiera que se trate, es que quienes detentan el poder no lo van a dejar ir de manera voluntaria. No ocurrirá por el acuerdo o la institucionalidad. Cada victoria cultural de las mujeres ha llegado gracias a una lucha, al conflicto: es condición de lo conquistado el ser obtenido mediante el sacrificio, la paciencia y el valor.
Necesitamos, nos urge, una Malala Yousafzai, una Rigoberta Menchú. Una Betty Williams, Jody Williams o una Shirin Ebadi. No encontrarán en mÍ un aliado condescendiente y socarrón: esa es la peor forma de discriminación. Hay que retarlas, enseñarles y provocarlas. No necesitan un banquillo para sentarse, requieren sparrings expertos.
¿Qué podemos hacer como sociedad? Prepararnos, porque cuando las mujeres indígenas se den cuenta, ellas solas, de lo que pueden lograr, todo el México va a cambiar.
