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“Yo solamente pedí justicia”: madre de niña discriminada en Morelos

*Una historia de tormento, negligencia y tenacidad de una madre y su hija

Desde el primer día que ingresó a la Secundaría Federal número 2 de Cuautla, una niña de 11 años fue víctima de su profesora Harlem “N”, quien sin conocerla la humilló y discriminó hasta provocarle una parálisis facial.

La madre de la menor contó en entrevista el maltrato que sufrió su hija y cómo las autoridades del Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM) y de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos (Cdhmor) le dieron la espalda e ignoraron sus quejas.

“Ella tenía 11 años cuando empezó, cuando entró a la secundaria y entonces desde el primer momento que se encuentra con una maestra ella me la empieza a agredir y la empieza, sin siquiera conocerla, sin siquiera tratarla, la empieza a molestar y a humillar y a decirle que no servía para nada, siendo que mi niña tenía un buen nivel en promedio, y ella, mi hija, decía que no sabía por qué la maestra la maltrataba o la trataba mal.

“Desde el primer día mi hija me menciona que la maestra le grita, le grita y le sigue diciendo cosas que no van con lo que es un maestro hacia un niño… Eran humillaciones, eran vejaciones, es algo fuerte, en una palabra, es ‘no sirves para nada’”, contó la madre de la niña desde el anonimato por temor a represalias.

Las humillaciones e insultas proferidos por la maestra provocaron que algunos de los compañeros de la menor también la agredieran.

“Durante su estancia en la secundaria el primer año pues los compañeros se burlaban de ella, la maestra, en todo, cuando la humillaba; los niños, que son niños, la humillaban y se reían de ella porque la maestra le decía que era una basura, que no servía para nada, entonces desde ahí, imagínese, treinta y tantos niños y los niños oyendo eso, pues obviamente les daba armas para reírse de mi hija o agredirla”, dijo.

De acuerdo con el testimonio de la madre, las agresiones fueron constantes.

La menor contaba con buenas calificaciones y había sido electa jefa de grupo.

Pero el maltrato sicológico de la maestra provocó cambios en su estado de ánimo.

“Ella se sentía triste, entró muy contenta a la secundaria, entró con ganas de querer salir en todos lados, en deportes, en ser buena niña, buenas calificaciones, pero esto la orillaba a estar triste, a no querer comer, a decirme: ‘mamá, es que yo no entiendo por qué mi maestra me humilla, yo no entiendo por qué me dice tantas cosas feas’”, contó su madre.

El clímax de las agresiones ocurrió cuando durante un ensayo de la escolta de la que formaba parte la maestra la humilló y le provocó una crisis de salud que incluyó una parálisis facial.

“Están ensayando la escolta y la maestra llega y me la toca del hombro, le toca el hombro porque le dice ‘¿tú qué haces aquí? Tú no deberías estar aquí, tú no sirves para estar aquí y le voy a decir a tu tutor que te saque de la escolta’ y mi hija le dice ‘¿por qué?’ y le dice ‘porque tú tienes seis en mi clase y tú aquí no puedes estar, tú eres de muy bajo nivel’ y le toca el hombro y le dice ‘disfruta tu seis, mijita’ y se empieza a reír, eso hizo que mi hija explotara en emociones, no sabía, ella cuando yo la fui a traer, ella estaba muy mal.

“Ella no podía respirar, la cara se le contracturó, no podía hablar, bueno, con decirles que hasta yo me puse a llorar con ella porque yo no sabía, yo no sabía qué tan intenso había sido el momento, pero ella llegó y me dijo ‘mamá, ya no puedo, ya no puedo y me espantó porque le dio una parálisis facial, enseguida yo la llevé al médico y ella estaba con mucho estrés, ella definía sus emociones como que no sabía, tenía tanto dolor, enojo también y no sabía qué estaba sucediendo, por qué le estaba sucediendo esto”, expresó.

Pero el maltrato no acabó ahí.

Meses después, tras sufrir una caída y una fisura en el pie que provocó que faltara 15 días a la escuela, la maestra Harlem volvió a discriminar a la menor.

“Después mi hija tuvo una fisura en el pie por una caída y dejó de ir como 15 días y cuando regresó la maestra también sin importarle, y sabía que mi hija había tenido una caída y en ese momento mi hija llevaba calceta elástica, la maestra la levantó y le dijo ‘te me bajas’ tronándole los dedos, ella estaba en un segundo piso , ’te me bajas y a mí no me importa, a mí me vale lo que te haya pasado, te me bajas porque te voy a poner un reporte’.

“Iban otros compañeros con ella, pero le decía ‘maestra, discúlpeme, es que no puedo caminar rápido’ y le decía ‘pues a mí me vale, tú te me bajas’ y tronándole los dedos’ y eso ya lo sentí totalmente más agresión”, contó.

Todas esas actitudes fueron reportadas por la madre de familia a las autoridades de la escuela.

Como las agresiones no cesaron, decidió acudir a la supervisión escolar, donde tampoco obtuvo respuesta.

Llegó después al Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM), donde también ignoraron la denuncia.

“Yo me iba a poner reporte de todo lo que mi hija me decía, a la escuela, no funcionaba en nada, nadie me hizo caso y ella (la maestra) se enteraba de que yo iba a poner los reportes, entonces mientras más reportes se iba a poner, ella era más agresiva con mi hija.

“Yo en el primer momento que la maestra se portó mal con la niña, yo fui a poner mi primer reporte y fue con el tutor, que yo hable con el tutor de ese entonces y me dijo ‘sí señora, deme su reporte, yo lo voy a pasar’, cada que pasaba algo yo ponía en aviso al tutor, yo le dije al subdirector de la escuela lo que estaba pasando y él también me dijo ‘espéreme, déjeme ver cómo resolverlo, no hay problema, señora, no se preocupe’, pero sí me preocupé”, dijo.

A pesar de que acudía a terapia sicológica, la estudiante no lograba mejorar debido a que el maltrato continuaba.

Ante ello su mamá acudió a la Visitaduría Oriente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos, donde la institución minimizó y desestimó el caso.

Por eso decidió recurrir a una abogada, con quien presentó una denuncia ante el Agente del Ministerio Público.

-¿En qué momento decide buscar a una abogada?, se le preguntó.

“En el momento en el que yo busqué a la directora, fui con el supervisor de zona, fui al IEBEM, metí oficio de todo lo que le estaba sucediendo a mi hija y el IEBEM no me hizo caso, no me hizo caso, después la denuncié en Derechos Humanos y la licenciada de Derechos Humanos me dijo que no, tampoco me hizo caso, entonces busco a la abogada América Hernández y le platico lo que me estaba sucediendo, lo que le estaba pasando a mi hija y que yo tenía miedo pues de eso, de que la maltratara más, porque ella es una niña con buenas calificaciones, no tiene ningún problema con nadie, entonces  la maestra lo tenía muy personal con ella y no sabíamos por qué”, expresó.

La Fiscalía tomó el caso y tras integrar la Carpeta de Investigación correspondiente lo llevó ante un juez, quien vinculó a proceso penal a la maestra.

Tras desahogar la audiencia intermedia el caso llegó al Tribunal de Juicio Oral, el cual por unanimidad condenó a la maestra a tres años de prisión y al pago de poco más de 60 mil pesos por reparación de los daños que le provocó a la menor.

“Ahora que los jueces dan la resolución yo les agradezco que hayan fijado la mirada en lo que… obviamente dice la maestra que esto no es común, pues obviamente no es común, están agrediendo, están vejando a mi hija, estás humillando a mi hija, obviamente esto no es común, mi familia es de valores.

“Gracias a los jueces, al Tribunal que se pararon a leer cada una de las cosas porque eso fue lo que no hizo Derechos Humanos, eso fue lo que no hizo el IEBEM y eso fue lo que no hicieron todas las partes”, expresó la mamá.

Dos años después del inicio de las agresiones, madre e hija han perdonado a la maestra.

Sin embargo, su exigencia de justicia permanece.

“Como mujer pues híjole, nos da fuertes golpes la vida, pero yo le diría que recapacite, que sabe que ella le hizo ese daño a mi hija y que nosotros la perdonamos, de verdad, nosotros la perdonamos de corazón, pero que tenga… le deseo que tenga ángeles alrededor, como yo los tuve, para que recapacite, porque es de humanos decir ‘sí, me equivoqué’, y no llegar hasta esto, no llegar hasta esto y no hacer más daño a más niños, porque ella es un servidor público, es una maestra.

“Ojalá que Dios la bendiga, nosotros la perdonamos de corazón, pero esto que los tribunales hicieron fue justicia, y yo solamente pedí eso, justicia parta mi hija”.

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