Pasan de políticos ilustres al anonimato

Durante  años han ocupado los espacios en diarios, noticiarios de radio y televisión. Son referentes de la opiniología queretana. Se trata de aquellos políticos a quienes sus cargos los convirtieron en prohombres. Pero ahora, la democracia los devuelve al anonimato de sus vidas privadas y profesionales.

El caso más significativo, es el del queretano Ricardo Anaya Cortés, ex candidato de la coalición ‘Por México al Frente’ a la Presidencia de la República, hoy vive los sinsabores de la derrota en el ostracismo político, evadiendo los reflectores que buscó afanosamente desde que en 2009 dejó la administración estatal para convertirse en diputado local y construir una carrera política que 9 años más tarde lo convertiría en el segundo lugar de las preferencias electorales para la máxima magistratura del país, pasando por la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional (PAN). Su teléfono sigue mudo a llamadas o mensajes.

Medio siglo de su vida dedicados a la política parecen haber concluido para el priista Enrique Burgos García el 30 de septiembre, cuando terminó sus seis años como Senador de la República. Con el gobierno federal perdido, un gobierno estatal panista y un Partido Revolucionario Institucional (PRI) condenado a reeditarse o desaparecer, el futuro del exgobernador queretano parece estar en el retiro.

Pero los hay quienes sólo han sido lo que sus cargos les han permitido y ello lo han aprovechado para escalar sus cargos en candidaturas. Tales son los casos de los priistas Manuel Pozo Cabrera y Ernesto Luque Hudson; los panistas Alejandro Cano Alcalá, Armando Rivera Castillejos y Alejandro González Valle. Al no haber cargos no hay exposición.

A otros la lealtad les recompensó con posiciones partidistas y candidaturas, que al acabarse los acaban. Casos como el de los priistas Isabel Aguilar, Jesús Llamas Contreras, Leticia Mercado Herrera y Carlos Manuel Vega de la Isla; o la panista María García Pérez. Cuyo horizonte político se ha desdibujado.

Hay a quienes la debacle de su partido los arrastró en el alud político que provocó el mal saldo electoral del 1 de julio. Como les pasa a los priistas Braulio Guerra Urbiola, Mauricio Ortiz Proal y Jesús Rodríguez Hernández, todos ellos ex legisladores federales y locales, y ex dirigentes del PRI, quienes mientras su partido se reinventa deberán dedicar su experiencia a su actividad profesional o docente.

Existen también los políticos de oportunidad, que en el pecado llevan la penitencia al atar su destino al rédito que sus partidos les puedan dar, como los perredistas Adolfo Camacho Esquivel y Carlos Lázaro Sánchez Tapia, que se beneficiaron los últimos 9 años de un PRD cercano al poder público estatal.

El excandidato a la presidencia municipal capitalina de la coalición ‘Juntos Haremos Historia’, Adolfo Ríos García, deberá volver derrotado al cobijo que le pueda dar el Partido Encuentro Social (PES).

En el anonimato desde que dejó de ser diputado local hace 3 años, el pluri-ideológico Jorge Lomelí Noriega, salió de la oscuridad para ser candidato de la coalición formada por MORENA-PES y PT a la alcaldía de El Marqués. El primer domingo de julio los marquesinos le dieron la oportunidad de regresar a la comodidad de la vida privada. Algo similar que el verdeecologista Yairo Marina Alcocer, quien se quedó con las ganas de volver a ser diputado local. Mientras que el creador del primer partido político estatal, José Luis Aguilera Ortiz, con la perdida de registro de Convergencia Querétaro, tendrá que volver a remar a contracorriente y esperar mejores tiempos.

SE LES APAGÓ LA ESTRELLA…

Sin una referencia que les dé valor de especialistas en algún tema de interés general, aunque su experiencia actual sea mayor que la que tenían cuando detentaban un cargo, su actualidad los lleva a la estresante tranquilidad de la oscuridad pública.