Con el uso del Internet, las redes sociales y la posibilidad de la comunicación permanente a través de smartphones, y en el contexto de la pandemia por el COVID-19, hay un exceso de información que, en lugar de beneficiar a los actores, puede atrofiar la capacidad analítica, generar ansiedad y propiciar las malas decisiones.
Así lo advirtió el profesor investigador y coordinador del Laboratorio de Ciudadanía Digital de la Universidad Autónoma de Querétaro, Sergio Rivera Magos durante la conferencia virtual “Infodemia y otras formas de intoxicación informativa”.
Esta conferencia fue organizada por la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Querétaro (INFOQRO), donde el especialista en Cultura Digital charló sobre los retos actuales del consumo informativo que planteó el distanciamiento social causado por la pandemia de coronavirus.
De acuerdo con Rivera Magos, el Internet 2.0 ofreció la posibilidad de empoderar a los consumidores para que se volvieran, al mismo tiempo, prosumidores; es decir, cualquier persona con acceso a un teléfono inteligente también puede crear contenidos, entrar en el espacio público, opinar sobre los diferentes temas y registrar testimonios, con diferentes niveles de confiabilidad.
Con esta abundancia de contenidos, se pueden generar diferentes formas de intoxicación informativa; pasando primero por la Fatiga Informativa; en segundo lugar, la Infoxicación, que es un exceso de información que no se puede procesar, por lo que llega a crear confusión e incluso parálisis de los objetivos; y en tercer lugar, la infodemia, que se define como un gran aumento de información sobre un tema específico, en este caso, sobre el COVID-19, con diferentes orígenes: periodísticos, científicos, testimonios personales, historias, parodias, bromas y noticias falsas, cuya profusión dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan.
El investigador apuntó que mientras la infoxicación es de incidencia individual, la infodemia (como métafora de la pandemia) es de incidencia colectiva y tiene un carácter exponencial.
Algunas de las consecuencias de la infodemia son: valoración errónea de los riesgos, dificultad de encontrar y distinguir fuentes confiables de información, polarización de opiniones, desatención a las recomendaciones y medidas tomadas por las instituciones de Salud Pública y el gobierno, cambio de actitudes y comportamientos, afectación físicas y emociones y dificultad para tomar decisiones.
El Dr. Rivera Magos ofreció una serie de sugerencias para luchar contra la infodemia, como consultar a las instituciones oficiales; privilegiar las fuentes científicas de prestigio; verificar la información, identificar su origen, su naturaleza y contrastar las fuentes; tomar tiempo, no compartir -sobre todo en Whatsapp- sin verificar primero; tener cuidado con la información que no aportar suficiente contexto; privilegiar a los medios de comunicación establecidos.
A la pregunta de ¿qué hacer frente a la desinformación? El investigador también refirió no asumir que todo lo que se ve en redes sociales es cierto, corroborar con fuentes citadas, analizar el contenido, bajar el ritmo del consumo de información y sobre todo, renunciar a estar al día en todo.