La Secretaría de Salud del estado de Querétaro se une a la conmemoración del Día Mundial de la Obesidad, cuyo objetivo es recordar la importancia de fomentar, desde casa, hábitos saludables para evitar la enfermedad.
El incremento de peso de forma general inicia en la infancia y la adolescencia, y se produce cuando las calorías que se consumen en las comidas y bebidas superan las calorías que se gastan en el metabolismo basal, el efecto térmico de los alimentos y la actividad física.
El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades secundarias son en gran medida prevenibles; por lo tanto, es indispensable dar prioridad a la prevención desde edades tempranas, promoviendo la lactancia materna como el alimento ideal en los primeros días de vida, así como una generación de hábitos saludables desde la primera infancia, que se verán reflejados en la edad adulta.
La lactancia materna exclusiva es un factor primordial en la alimentación de los niños para prevenir el desarrollo de sobrepeso, obesidad y enfermedades crónico degenerativas
Servicios de Salud del Estado de Querétaro (SESEQ) cuenta con el Programa de Atención a la Salud de la Infancia y Adolescencia, que, dentro de su componente de Nutrición, se encarga de vigilar el estado nutricional de niños, niñas y población adolescente, con la finalidad de disminuir la prevalencia de malnutrición.
Con el Programa de Promoción de la Salud, a través del componente Determinantes Personales de la Salud, se ejecutan acciones dirigidas a la población para fomentar hábitos de vida saludables, como una adecuada alimentación, consumo de agua simple potable y práctica de actividad física, con el fin de evitar el sobrepeso y la obesidad y, por ende, enfermedades crónico degenerativas.
A través del Programa de Salud en el Adulto y el Anciano, durante todo el año se realizan diversas acciones que promueven estilos de vida saludable en la población. En las unidades de salud del estado se imparten pláticas de alimentación saludable.
Se cuenta también con estrategias para pérdida de peso, en donde se da seguimiento de control de peso y enfermedades crónicas, se establecen programas que fomentan la pérdida de peso, se aplican cuestionarios de factores de riesgo para detección de enfermedades crónicas.
En los Centros de Salud y en las Unidades Móviles de Estilos de Vida Saludable se brinda orientación sobre alimentación correcta y activación física.
Algunas recomendaciones para prevenir la obesidad son:
Establecer horarios de comida
Realizar tres comidas fuertes y dos colaciones a lo largo del día.
Integrar un alimento de cada grupo, en cada tiempo de comida fuerte: producto de origen animal o vegetal, cereales y verduras.
Promover el consumo de frutas y verduras todos los días, ya sea como parte de las comidas o en las colaciones.
Tomar agua simple y evitar refrescos y jugos embotellados.
No pasar más de una hora y media sentado en casa.
Practicar algún deporte o actividad física en casa.
Evitar el consumo de alimentos procesados como embutidos, enlatados y carbohidratos refinados.
Favorecer un consumo de alimentos lo más natural posible y que sean de consumo local.
Consumir alimentos de temporada, sobre todo en verduras y frutas, serán más económicas y accesibles.
Mantener el sistema inmunológico fuerte. El consumo de antioxidantes, vitamina A, C y D, fibra soluble, Hierro y Zinc proveniente de los alimentos, son una excelente ayuda para tu cuerpo.
Diversos estudios estiman que la obesidad y la enfermedad COVID-19 son un binomio que representa un factor de riesgo importante para sufrir complicaciones, incluso morir, ya que la inflamación crónica originada por el exceso de tejido adiposo en personas con obesidad se puede exacerbar aún más la inflamación en pacientes diagnosticados con COVID-19, exponiéndolos a niveles más altos de moléculas inflamatorias circulantes, en comparación con las personas delgadas.
Otro rasgo común en la obesidad es la deficiencia de vitamina D, que aumenta el riesgo de infecciones sistémicas y perjudica la respuesta inmune. Células grasas se infiltran en los órganos donde se producen y almacenan las células inmunitarias, como el bazo, la médula ósea y el timo.
Las patologías físicas que hacen que las personas con obesidad sean vulnerables al COVID-19 severo comienzan con causa mecánica: la grasa abdominal empuja hacia arriba el diafragma, lo que hace que ese músculo comprima los pulmones y restrinja el flujo de aire. Este volumen pulmonar reducido conduce al colapso de las vías respiratorias
Además, la sangre de las personas con obesidad tiene una mayor tendencia a coagularse, un riesgo especialmente grave durante una infección.
La obesidad, es pues, una enfermedad que se puede prevenir y tratar.
La Secretaría de Salud exhorta a la población a que acuda al centro de salud para que evalúen peso, estatura y circunferencia de cintura, y determinar el estado nutricional, con la finalidad de brindar orientación alimentaria de acuerdo a cada necesidad.