Dos tornillos flojos pudieron hacer que el helicóptero en el que viajaba la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, y el senador Rafael Moreno Valle, girara repentinamente y se estrellara contra el suelo de cabeza.
De acuerdo con el informe final del accidente publicado en la página web de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la causa probable del accidente fue “la pérdida de control del helicóptero debido a un alabeo repentino hacia la izquierda, que no fue recuperado por el piloto al mando, provocando que el helicóptero se invirtiera en vuelo e impactara con esa configuración hacia el terreno”.
Cadena de omisiones
Para que esto ocurriera hubo una cadena de omisiones que involucran a los pilotos, la empresa operadora, la empresa de mantenimiento y las autoridades federales.
El helicóptero matrícula XA-BON había reportado meses antes problemas de “cambio repentino de rumbo”.
Esa situación se repitió el 13 de diciembre de 2019, 11 días antes del accidente.
El personal de la empresa de mantenimiento “del taller aeronáutico realizó el aislamiento de la falla, encontrando dañado el actuador linear de alabeo”, una pieza que ayuda de forma automática a estabilizar el aparato, según consta en el informe de la SCT.
Ese sistema debió ser sustituido a más tardar el 16 de diciembre. Sin embargo, eso no ocurrió.
El helicóptero no debía volar desde el 17 de diciembre, pero “la tripulación decidió seguir operando el helicóptero teniendo conocimiento de una falla intermitente del actuador lineal de alabeo del Sistema de Aumento de Estabilidad número 2, el cual no fue reemplazado dentro del intervalo requerido”.
Hay incluso registro de correos electrónicos del 19 de diciembre en los que la empresa operadora presiona al taller para obtener las piezas de repuesto para no dejar en tierra el helicóptero porque se concentraban con la “agenda algo movida” y por eso no podían parar la operación.
Tornillos sueltos
En la investigación, se detectó que el otro actuador lineal, el del Sistema de Aumento de Estabilidad 1, registró el desprendimiento de dos tornillos, “los cuales sujetaban la tarjeta electrónica de éste”.
Esos tornillos flojos, tras pruebas posteriores, hacen posible “un desplazamiento no comandado en la dirección de la extensión del actuador lineal”, indica el documento.
Es decir, el corto circuito ocasionado por los dos tornillos sueltos pudo ocasionar un giro repentino no ordenado por los pilotos.
Otros factores
En las conclusiones del informe también consideran que al conocer las fallas del Sistema de Aumento de Estabilidad, los pilotos debían viajar a una velocidad restringida y “operar los controles manualmente cuando la velocidad de vuelo supere los 128 nudos”.
El informe también reconoce políticas poco estrictas de “revisión y actualización” de la lista de equipo mínimo que requiere una aeronave de ala móvil para emprender el vuelo. Es decir, mayor control de las autoridades para garantizas las condiciones operativas de los aparatos.
La falta de datos en una “caja negra”, varios factores del accidente “no pudieron investigarse exhaustivamente”, entre los cuales destaca la velocidad verdadera del helicóptero ni “la respuesta al alabeo repentino y no comandado a la izquierda”.