Son sitios que otrora fueron lugares para el reposo de los difuntos pero que, con el paso del tiempo, el crecimiento urbano y la evolución de la ciudad, fueron desapareciendo y terminaron absorbidos por la mancha urbana. Hoy están debajo de escuelas, de calles y hasta de iglesias.
Durante decenas de años, los empleados de Telégrafos de México convivieron con los fantasmas de varias personas cuyos cuerpos habían sido sepultados en la vieja casona de la calle Allende, frente a la fuente de Neptuno, en pleno Centro Histórico, sin saberlo.
Fue hasta hace dos años, en junio de 2015, cuando durante la restauración del lugar para convertirlo en museo los trabajadores reportaron el hallazgo de varias osamentas, lo que propició la intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuyos especialistas determinaron que se trataba de tres esqueletos cuyos entierros datan del periodo virreinal.
El edificio donde se registró el hallazgo fue sede del Hospital de San José de Gracia, mejor conocido como el Hospital de los Hipólitos -que habría contado con una capilla, un templo y un claustro-, desde el siglo XVI hasta mediados del XVIII, donde se atendía a indígenas, pero hacia el siglo XVIII también daba servicio médico a españoles de escasos recursos.
Y es que el Centro de Histórico de Querétaro parece estar asentado sobre los esqueletos de quienes construyeron la ciudad. Entierros y panteones prehispánicos y coloniales hoy son las principales calles de la capital queretana, comercios, restaurantes, hoteles y hasta escuelas.
A finales de la década de los años 90’s, se encontraron en las obras para la construcción del estacionamiento de la Plaza Constitución varios entierros perfectamente alineados y se determinó que correspondían a personas que habían sido sepultadas en lo que fuera el atrio del templo de San Francisco. Hoy, se exhiben en el Museo Regional.
Porque durante la colonia los entierros se hicieron en panteones de la Iglesia Católica, o alrededor de las Iglesias o dentro de las Iglesias mismas en nichos en los pisos o debajo del primer piso en cavernas.
Muchos de los panteones alrededor de las Iglesias han desaparecidos con la modernización de las Iglesias o de las áreas alrededores.
Osamentas en la escuela
Los nuevos queretanos no lo saben, pero hace un par de décadas, los estudiantes del colegio Salesiano jugaban en el recreo con algo más que un balón. Entre la tierra del patio de juegos, donde echaban la cascarita, podían hallar minúsculos restos óseos.
Cómo no, si el centro educativo se edificó sobre el terreno que en la época colonial primaria queretana era el camposanto capitalino. Porque, aunque hoy forma parte de la zona de mayor movilidad urbana, originalmente se encontraba muy lejos del primer Querétaro.
Mayormente los entierros dentro de las Iglesias fueron reservados para los sacerdotes, obispos, u otras personas de nota.
Por ello es que se han encontrado restos óseos en pequeños entierros dentro de casi todos los templos que se encuentran en la zona de monumentos de la capital queretana, donde incluso algunas personas que hoy acuden a ellos narran la aparición de espectros, como la pequeña aparición que dicen se hace presente en Capuchinas.
Pero lo mismo ocurre en lo que hoy es el Museo Regional, que fue parte del complejo de religioso del templo de San Francisquito; en el Templo de La Cruz; en Santa Clara y en la Congregación. Todos centros de adoración católica en los que se sepultaron a sus monásticos y los mecenas y familiares que los sostenían.