El artista italiano Salvatore Garau logró un hecho solo comparable con el cuento de “El traje del Emperador». Subastó una escultura invisible por la nada despreciable cantidad de 15 mil euros.
Es decir, logró que alguien le comprara “el vacío”. La escultura “inmaterial” como la define el artista se titula “Yo soy” y requiere una sala de exhibición de más de 20 mil metros cuadrados.
El autor recomendó al comprador tener espacio suficiente para colocarla libre de cualquier obstáculo, en una sala de al menos 150 x 150 metros.
La obra figuraba en un catálogo de la casa de subastas con un espacio en blanco. Lo único tangible de la obra es el certificado de garantía que se llevó el “afortunado” comprador en la cual se da fe del registro de la obra en la casa de subastas Art-Rite.
Esta excentricidad no ha sido la única. En febrero del año pasado Salvatore Garau expuso su primera instalación “inmaterial” que llamó “Buda en Contemplación”, en la plaza de la icónica Scala de Milán.