Los tiempos actuales son buenos comparados con lo que le espera a México en los últimos 23 meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Calamidades de origen local o importadas van a golpear la economía, la paz pública, el Estado de Derecho e incluso la salud, la educación y especialmente la paz social.
A la recesión en Estados Unidos que va a reducir a cero el crecimiento en México, habrá que sumarle la muy probable derrota demócrata en las elecciones legislativas.
También que las revelaciones sobre la enorme corrupción en que han incurrido sus familiares, sus corcholatas y funcionarios del círculo íntimo, serán más que prurito.
Solamente en la gestión de las aduanas mexicanas hay más de 20 mil millones de pesos de recaudación que no aparecen, sin contar el apoyo a la exportación de fentanilo.
Dinero que se está utilizando para comprar la elástica consciencia de diputados y senadores priistas del grupo de Alejandro Moreno, al parecer muy dispuesto a apoyar la reforma electoral del macuspano.
Es claro que con reforma electoral o sin ella, Morena va a tirar billetes por todos lados para ganar las gubernaturas de Estado de México y Coahuila, aunque tengan cebo por candidatos.
Con la economía en recesión en el principal mercado de los productos mexicanos, y con un congreso de mayoría republicana, hasta las corcholatas deberían comprarse un rosario.
Sin una mayoría legislativa Biden va a tener que esperar los golpes de regreso, y la migración ilegal regenteada por los cárteles y el fentanilo van a ser armas en ese pleito.
Biden tiene problemas similares a López: Hijos con uñas largas, y los mismos que van a querer enjuiciar a Hunter Biden, usarán los muchos delitos en EUA de José Ramón y señora.
Además de la precaria salud de López, las revelaciones de la corrupción en su gobierno, su tolerancia con los cárteles, van a comenzar a cobrarle cuota.
No es nada lejano que un Senado republicano quisiera pedir que se considere terrorista a los carteles mexicanos y que se impongan sanciones al macuspano y sus funcionarios.
La opinión que tienen del macuspano comunicadores con gran audiencia en la TV latina en EUA, como Jorge Ramos y Bayle, es reflejo de la imagen que tiene en Estados Unidos.
Por cuatro años a López se le ha hecho muy fácil golpear a inversionistas en el campo de energía, y proferir insultos al por mayor, ahora esos escupitajos al cielo van a regresar.
Las primeras nubes que van a precipitar una tormenta sobre el país son la recesión en Estados Unidos y que los republicanos logren la mayoría en el Senado y quizá en la Cámara de Representantes.
Sin capacidad para hacer un bueno gobierno, y menos para revertir los entuertos actuales, López encuentra como salida redoblar insultos, las celadas de sus tuit-canes y reciclar promesas.
Luego de haber sido él mismo quien destruyó el sistema de abasto de medicamentos, hace unos días prometió por tercera vez que los habrá o deja de llamarse “Andrés Manuel”.
Ha vuelto a prometer convertir al sistema público de Salud en uno nivel Dinamarca. Es claro que al menos el 90 por ciento de sus seguidores no tiene idea de cómo funciona allá el sistema de salud, pero suena bonito.
Lejos de dar resultados, el tabasqueño pite y repite la mentada soberanía energética, la autosuficiencia alimentaria y que el homicidio doloso disminuye.
Si fueran los únicos problemas el gasto mal hecho en obras que no servirán nunca, el fracaso rotundo en brindar seguridad pública y mala atención a la salud…
Si la oposición se organiza y lucha, a pesar de que los golpes dejarán de ser discretos, la debilidad del macuspano y (Hasta los acarreados a sus eventos lo pendejean) será posible salvar al país.
Pero es claro que después de estos malos tiempos, de la corrupción actual y los abusos de poder, viene lo peor, y no es claro si los golpes desde afuera le pegarán solamente a la posición.
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