ACCIONES Y RAZONES/Efraín Klériga/Enero 7, 2022
* Cuando pasó la mitad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lo que se muestra es ineficacia, terrorismo fiscal, aumento de impuestos de deuda y corrupción como nunca.
Dice aquella canción del Pirulí: «Siempre fui llevado por la mala», y eso podría aplicarse a los mexicanos, porque desaprueban las acciones de AMLO pero lo aprueban a él.
Eso pasa luego de medio millón de muertos por Covid, 105 mil homicidios, 40 por ciento más muertes por diabetes, desabasto en medicamentos, inflación y aumento de la deuda.
Todo indica que a la mayor parte de los mexicanos les complace tener un presidente que les miente flagrantemente, que no cumple sus promesas y que ataca el Estado de Derecho.
Diariamente los fans de Andrés Manuel López Obrador van viviendo ya de sus mentiras, de sus otros datos, de sus acusaciones y de sus ataques a los organismos públicos autónomos.
Las encuestas muestran que quienes ni le creen ni aprueban a López, son los que tienen estudios universitarios, empresarios, profesionistas o trabajan por cuenta propia.
Eso explica el porqué López ataca a la clase media, a los aspiracionistas (los que quieren progresar) porque, aunque él y su familia se enriquecen bárbaramente, llama al pueblo a la pobreza.
Una cauda de jóvenes vagos, de viejitos, quienes reciben apoyo social por aplaudirlo, aprueban al Presidente porque piensan equivocadamente que, si llega otro gobierno, no habrá de piña.
Y López no podrá, como en la canción, mentirles toda una eternidad, porque la inflación, el aumento real del servicio de deuda, de los impuestos y la caída del crecimiento será un amargo despertar.
Pero miente, siempre, con sus «otros datos» o las mentiras de siempre, incluso afirma que con el nuevo salario mínimo de 173 pesos diarios se compran siete kilos de frijol y 9.9 de tortilla.
Así lo leyó en la matiné la tal García Vilchis, que batalla para leer y ni pedirle que sume, porque el kilo de frijol anda entre 28 y 40 pesos, dependiendo la clase, y la tortilla un promedio de 24… Haga cuentas.
México transita la cuesta de enero más empinada del siglo y posiblemente la más dura desde aquel 1995 que siguió a «los errores de diciembre», cuando no se supo operar una devaluación.
Mucha gente tardará en notar que la Cuarta Transformación ya subió la tasa IEPS a la gasolina, porque actualmente subsidian, pero en tres años incrementó casi 20 por ciento.
Aumento de impuestos, al ISR, IVA, IEPS, ISAN, aumentos a precios y tarifas gubernamentales, desde los pasaportes hasta el TUA y en la CDMX hasta para las memelas.
El IEPS a combustibles en noviembre de 2018 fue de $4.59 a la Magna, $3.88 Premium y $5.04 Diésel; la 4T lo puso ya en 5.4917 Magna, $, 4.6375 Premium y $6.0354 Diésel.
Los expertos dicen que 2021 fue el año con más inflación para México desde 2000, y sin duda en unos días el Inegi reportara que el PIB no rebotó el seis anunciado sino apenas poco más del cuatro
Pero no sólo poco crecimiento y muchas mentiras, hoy, hoy, hoy, el gobierno de López Obrador es el más corrupto desde el de José López Portillo, a quien Chucho Salinas apodó «Porpillo».
Andrés Manuel López Obrador aseguró y «de a cojito», que el mayor problema de México es «la corrupción», cuál inflación, cuál desinversión, cuál pandemia, cuál inseguridad…
Pero suponiendo sin conceder que fuera la corrupción: Pío, Martinazo, De León, Felipa, el Moreno Durazo, Bartlett, Epigmenio, por decir algunos ¿Son ejemplo de virtud?
Mentir es lo suyo, no lo hace bien, se necesita ser «llevado por la mala» para creerle ese «amor fingido» a México, pero parece que a muchos los hace su maldad feliz.
La purulencia ha fluido en la «familia real», en varios de quienes son o fueron, colaboradores cercanos, mientras el Conacyt sólo beca a parientes de líderes cuatroteros.
Y a los obradoristas más les vale que canten: «Y qué más da, la vida es una mentira. Miénteme más, que me hace tu maldad feliz»….
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