Como siempre, cuando me preparo para escribir esta columna, comparo noticias de México y de Canadá; mi primera reacción es “qué aburrido es aquí”, en la otra frontera se discuten tantas cosas, mucha política, muchos cambios y luchas contra los cambios. Entonces me di cuenta de algo, hay países donde se busca mantener el estado de cosas o el status quo, y si algo lo amenaza se actúa para volver las cosas a la normalidad. En otros países, por el contrario, los gobiernos quieren cambiarlo todo, unos le llaman transformación…
Por meses, el tema prevaleciente en los noticiarios canadienses ha sido la inflación, el costo de la vida, de los alimentos, la vivienda, pero recientemente explotó lo que ya se considera una de las mayores huelgas en la historia reciente de Canadá. El sindicato de trabajadores del gobierno federal PSAC (Public Service Alliance of Canada), que representa 155 mil empleados, lleva varios días en paro exigiendo -entre otras cosas- un mayor aumento salarial y revertir la orden de que todos vuelvan de tiempo completo a trabajar en oficinas; muchos aun trabajan desde casa y se rehúsan a regresar a la “vieja normalidad” prepandémica.
De acuerdo con Estadísticas de Canadá, desde 1980 los ajustes salariales mayores (tanto de gobierno como en el sector privado) ha ido muy de la mano con los índices inflacionarios, pero ahora que el país enfrenta uno de los mayores aumentos generalizados de precios, hay un diferencial muy considerable que está afectando no solo la calidad de vida, sino que podría arriesgar la seguridad económica de muchas familias.
Este tipo de cosas, que no parecieran tener gran resonancia noticiosa (si lo comparamos con México), es la clase de notas que involucran directamente a toda la población. Y es de lo que la gente habla, lo caro que esta la comida, el alza en rentas, un aumento récord de bancos de comida, etc. Insisto, desde una panorámica muy amplia, la intención es volver el estado de cosas del país a la normalidad, conservar la calidad de vida.
¿Qué está pasando en México? Las noticias que surgen continuamente es que el gobierno quiere desaparecer o modificar tal o cual institución, argumentando malos manejos. Los opositores al sistema advierten que tales medidas están debilitando el modelo de gobierno democrático, alterando el equilibrio de poderes y, por supuesto, en prejuicio de la sociedad. En un primer momento, me parecían, cortinas de humo, para quitar la atención sobre temas económicos, por que ciertamente el problema de la inflación afecta a México y a toda América Latina.
Aunque pareciera no relativo al tema, este contraste me hace pensar en las multitudinarias caravanas hacia los Estados Unidos, que ya no solo acarran familias enteras de la región, ahora ¡hasta de China! O sea, la gente va de naciones rotas (donde todo ha cambiado para peor) hacia un país que ofrece estabilidad, oportunidades y prosperidad.
La pregunta es ¿las llamadas transformaciones del gobierno actual de México realmente buscan beneficiar a la población, o son producto de una ambición por concentrar y quizá perpetuarse en el poder?
Por casi todo el sexenio se ha hablado del nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, que no acaba de madurar y canceló el otro único proyecto aeroportuario importante en décadas. México no es un país de primer mundo, pero se dice en desarrollo. ¿Es justo comparar sus proyectos con otras naciones en desarrollo? Me parece que sí… Igual que el Tren Maya, estos son los dos únicos “mega proyectos” de todo un sexenio. Qué pensarían si supiera que hay naciones en desarrollo que están haciendo hasta 80 veces eso…
Tomemos el caso de la India, que es ahora el país más poblado del planeta y aspira a competir por el liderazgo económico mundial contra China y los Estados Unidos. India ha lanzado 3 ambiciosas iniciativas, llamadas “revoluciones”; en un país con una población de 1,400 millones de personas, 42% de los cuales clasifican como pobres, México registra un monto de 44%; mientras que Canadá tiene un estimado de 8% de población en nivel de pobreza
Hablemos brevemente de lo que está pasando en la India y sus cambios estructurales: La 1ª revolución es una iniciativa de gobierno llamada Aadhaar, que le dio a cada ciudadano una identificación digital de 12 dígitos, verificada por huellas digitales y escaneo del iris. Previendo acceso a todo tipo de servicios en línea, incluso servicios bancarios. La segunda “revolución”, fue promovida por Mukesh Ambani, el hombre más rico de India, que invirtió 46 mil millones de dólares para ofrecer teléfonos celulares muy baratos y paquetes de datos, abriendo el mundo del internet a casi la mitad de la población. Hoy en día, un total de 700 millones de hindúes navegan ahora la red global, representando un número de usuarios mayor que China y los Estados Unidos juntos.
La tercera “revolución” es una mega inversión en infraestructura, construyendo caminos, estaciones de trenes, líneas de metro, túneles y aeropuertos. En 2014, India tenia 74 aeropuertos, en 2014 se contaba con 66 nuevos aeropuertos y la meta es llegar a 220 en el año 2025; un total de 80 nuevos aeropuertos en menos de 10 años. Asimismo, se planea construir 33 nuevas terminales de carga, 15 nuevas escuelas de pilotos y generar muchos más empleos.
Estas iniciativas, me parece, son verdaderos cambios radicales que buscan beneficiar a la gente y traer el primer mundo a la que era una de las naciones más pobres del mundo.
La tan llamada “transformación” que está promoviéndose en México, ¿hacia dónde va? ¿Trata al menos conservar el estado de cosas, que no se pierda el nivel o calidad de vida de la gente, pretende mover al país más cerca a los estándares del primer mundo? o ¿quizá hay otras intenciones?