Chicago, IL.- La falta del acento en el título de la presente colaboración es a propósito, porque es en inglés, pero también podemos ponerlo en español: “Lo siento México”.
Sirva esta lamentación para englobar mi sentir por la contundente victoria de los EEUU en la renegociación del Tratado de Libre Comercio, porque la administración de Enrique Peña Nieto entregó en bandeja de plata muchas concesiones que irremediablemente afectarán a la clase trabajadora mexicana.
Sucede que en la demanda más importante México cedió. Me explico: Donald Trump alegó que los bajos salarios en suelo azteca incentivan el desempleo en los EEUU, porque los fabricantes automotrices mueven sus operaciones al sur del Río Bravo.
Para compensar, la Casa Blanca quería imponer aranceles a los vehículos importados desde México o establecer en el nuevo acuerdo comercial que el 85 por ciento de las piezas de cada vehículo ensamblado al sur de su frontera estuvieran fabricadas en EEUU.
La versión actual de TLC contempla el 62.5% de piezas hechas en EEUU y finalmente la renegociación estableció un 75 por ciento. México pierde 12.5% de capacidad de producción en partes automotrices. Esos son muchísimos empleos que, aunque mal pagados, sirven a las familias para subsistir.
Adicionalmente, en el nuevo acuerdo México acepta que del 40 al 45 por ciento del valor de los vehículos sea producido en zonas de América del Norte donde se paguen salarios de más de 16 dólares por hora.
La noticia parece fabulosa para los trabajadores mexicanos del sector automotriz; sin embargo, los fabricantes ya no tendrán el incentivo de salarios mucho más bajos en México y optarán por regresar a los EEUU.
Además, no veo a los empresarios mexicanos del sector automotriz tratando de homologar a 16 dólares por hora el sueldo de sus trabajadores, a quienes actualmente pagan un promedio de 2 dólares por hora.
Esta es solamente una de las grandes concesiones que hizo el gobierno mexicano a la administración Trump en la renegociación del Tratado de Libre Comercio.
El magnate obtiene una gran victoria que puede vociferar ante el electorado previo a las elecciones intermedias de noviembre próximo. Del otro lado, Enrique Peña Nieto y su pandilla ya se van, pero logran impunidad entregando a su país.