“En un mundo sin valores el camino correcto no existe, pues el destino final será el mismo para todos”. Del libro Apocalipsis.
La sociedad está podrida. Nosotros le llevamos ahí. La desaparición primero, y posterior hallazgo del cuerpo sin vida de la menor de 6 años, Victoria Guadalupe, en el fraccionamiento Paseos de El Marqués, en el municipio del mismo nombre, fue una noticia que nos conmocionó a todos -cuando menos eso es lo que quiero pensar-.
Cuando la información de la desaparición de la menor comenzó a circular, comenté con mi familia el hecho y reflexionaba en el sentido de que, en un mundo ideal, podríamos pensar en poder enviar, sola, a una niña de 6 años de edad a la papelería, insisto, en un mundo ideal; sin embargo, éste en el que vivimos, no es, ni por mucho, un mundo ideal.
No quiero con estas líneas revictimizar a la familia de Victoria Guadalupe, pero tampoco quiero dejar pasar el hecho de que un descuido, por mínimo que sea, puede derivar en una desgracia.
Pero, volvamos a la reflexión inicial, a la de la frase que abre esta colaboración y que hace referencia a los valores y lo del mundo ideal; la terrible muerte de una niña de seis años es un hecho que evidencia lo podrida que está la sociedad.
Sí, los vecinos se sumaron a la búsqueda, se indignaron, como muchos lo hicimos, cuando apareció el cuerpo de la menor, cubierto de plástico y en una zona que presuntamente las autoridades ya habían peinado y en el que aparentemente, no habían encontrado nada. Todos nos encabronamos.
La Fiscalía General del Estado nos habla de que ya ha encontrado evidencias ‘contundentes’ en un departamento de la colonia donde vivía la menor, incluida evidencia biológica, se lo que sea que eso signifique y ya nos presentó a un presunto culpable. Era su vecino.
Y pese a la indignación, al coraje, al enojo, al encabronamiento; a pesar de la actuación de la autoridad, aún queda la duda de qué es lo que pudimos hacer como sociedad para prevenir el trágico final de Victoria Guadalupe. Yo creo que mucho.
Algo hemos estado haciendo mal en las últimas décadas en México y quizás en el mundo. La falta de rigor, la ausencia de diálogo, la flexibilidad que raya en la dejadez y la irresponsabilidad; nuestros abuelos, nuestros padres, nosotros y nuestros hijos, todos, hemos dejado de hacer para dejar ser. La indolencia.
Más allá de creencias religiosas, la ausencia de valores en una sociedad podrida como la que hemos construido; hace urgente un cambio de paradigmas, un replanteamiento de prioridades. Dejar atrás el yo y reemplazarlo por el nosotros; o, mejor aún, privilegiarlo por el tú, el ustedes. Reflexionar antes de actuar. ¡Cambiemos carajo!
No sé si todavía estamos a tiempo o si hemos degradado el tejido social a tal grado que no tenga remedio. Yo quiero pensar que todavía algo se puede hacer. Hagámoslo, cuando menos en nuestro entorno más cercano, por Victoria Guadalupe. Hagámoslo pero ya.
El último párrafo. Por cuestiones de tiempo editorial, esta colaboración se escribe mucho antes de que concluya la jornada de revocación de mandato. He dicho en este espacio que no será vinculante y lo sostengo. Será aún peor, el resultado quedará mucho muy lejos de los 30 millones de personas que llevaron al inquilino a Palacio Nacional y eso, en cualquier lugar el mundo, es un fracaso. Lo será.
Quejas, dudas y comentarios: @Paniagua_Fer7