La Reforma Energética necesita ser revisada. Se cambió el estatus de la Comisión Federal de Electricidad y de Petróleos Mexicanos bajo el argumento de dotarles de autonomía para ser competitivas.
Sin embargo, se les soltó la rienda y, como cabras, se fueron al monte.
Así lo muestra el Informe General Ejecutivo de la Cuenta Pública 2016 de la Auditoría Superior de la Federación (goo.gl/38WG6p).
Las revisiones de la ASF constatan “que las empresas productivas del Estado han realizado operaciones que han tenido como consecuencia pérdidas en los negocios emprendidos”.
Como muestra, dos botones. La CFE compra energía a 27 productores externos de energía, pero a veces paga más caro de lo que debería.
Entre 2014 y 2016 registró pérdidas por más de 2 mil 646 millones de pesos. La causa: el incremento de los precios pactados con los productores externos.
Estos precios de adquisición son fijados en contratos a largo plazo, algunos a 25 años, con empresas como la española Iberdrola, lo cual, para la ASF “no constituyen condiciones favorables para la empresa”.
En PEMEX también se registraron decisiones que resultaron en pérdidas, como el caso de la planta Etileno XXI que representó una sangría de 1 mil 900 millones de pesos o la adquisición de Grupo Fertinal que significó una pérdida de 565 millones.
Por ello, la Auditoría recomienda “revisar a fondo el esquema de gobernanza de ese tipo de empresas”. Es decir, retomar las riendas para frenar las fugas.