Chicago, IL.- A las 5:00 de la mañana del pasado miércoles 20 de febrero dos automóviles pararon frente al domicilio de Samir Flores en el pueblo de Amilcingo y lo llamaron para que saliera. Los vecinos dicen que luego escucharon varios disparos y cuando salieron encontraron al hombre con dos balazos en la cabeza.
La crónica de Jon Martín Cullel en el periódico El País cuenta que apenas un día antes, Samir Flores había denunciado su oposición a una planta energética en el Estado de Morelos. Un día después el conocido activista campesino de 35 años fue asesinado.
“Junto al cadáver del activista los asesinos habían dejado una nota que lo vinculaba al Comando Tlahuica”, un grupo de la delincuencia organizada que opera en Morelos. “X Puto Chismoso. Denunciaste Abraham Ocampo y sigues tu Michoacano con tu pendeja banda. Atte. Comando Tlahuilca”, decía el mensaje.
Pero activistas consultados por El País “desconocen la existencia de este comando. Sí denuncian, en cambio, la presencia de un grupo de choque en el pueblo que ellos vinculan al gobierno del Estado, en manos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido oficialista, y a Humberto Sandoval, líder de la Central Campesina Cardenista y defensor de la termoeléctrica”.
Encima de todo esto, tenemos que el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien anteriormente estaba en contra de la termoeléctrica, ahora la respalda y hasta organizó una consulta ciudadana para que la gente avalara la obra.
Compañeros de Samir Flores coinciden en que fue asesinado por su oposición a la planta eléctrica y para mandar un claro mensaje a otros activistas en Morelos, que advierten del negativo impacto ambiental de la central, sobre todo en contra de los cultivos en Morelos, ya que utilizará enormes cantidades de agua que luego dejará sin oxígeno, inservible para uso agrícola.
Samir Flores ya había recibido amenazas por oponerse a la termoeléctrica en Morelos. Como fundador de la radio comunitaria Amiltzinko advirtió de las graves consecuencias de la planta y de la peligrosidad de los 160 kilómetros de gasoducto para surtirla, que pasan por las faldas del volcán Popocatépetl, zona de alta riesgo eruptivo.
Samir Flores es otra víctima de los grandes intereses que hacen cambiar de opinión a quienes prometieron el cambio.