Las prisiones en México más que ser Centros de Readaptación Social son unas verdaderas bombas de tiempo.
Las condiciones que necesitan los reos para poder rehabilitarse son nulas, siendo una de las principales causas la sobrepoblación que existe en las mismas.
En México existen 389 centros de reclusión, de los cuales casi la mitad, presentan problemas de sobrepoblación.
Las entidades con mayor problema de sobrepoblación son el Estado de México, la Ciudad de México, Jalisco, Sonora, Puebla, Nayarit, Hidalgo, Guerrero, Morelos y Durango.
Una de las principales consecuencias de la sobrepoblación es que la mayoría de los reos no cuenten con necesidades básicas como son buena alimentación y un espacio adecuado para vivir.
Lo anterior trae consigo la violencia, ya que el reo demanda un espacio personal, el cual es imposible tener. Los custodios resultan insuficientes para mantener el orden, causando la ingobernabilidad en las prisiones.
Pero además de la sobrepoblación, es común la corrupción de autoridades, el privilegio para algunos reclusos, la venta de drogas y bebidas alcohólicas y el uso de teléfonos celulares, entre otras cosas, lo cual ocasiona que grupos del crimen organizado luchen por el control de las prisiones, ya que se vuelve un gran negocio para ellos.
Las autoridades no logran garantizar la seguridad de los internos, ni la vida digna en los centros de reclusión. Mucho menos consiguen la reinserción social, el cambio de actitud del reo y la prevención del delito, ocasionando la reincidencia.
Los índices de reincidencia en promedio en las entidades del País están alrededor del 15 por ciento, pero en algunos casos llega hasta un 30 por ciento.
Otro de los problemas que enfrenta el sistema penitenciario es la deficiencia en la clasificación de internos. No se separa a los procesados de los sentenciados, ni tampoco a los que comenten delitos graves de los que ingresan por delitos leves.
La Constitución establece que la reinserción social debe darse a través del trabajo, la capacitación para el mismo, la salud, la educación y el deporte, para buscar un cambio en el interno; sin embargo, en pocas prisiones se realiza.
Sin duda, el sistema penitenciario debe ser una prioridad para las autoridades, ya que en lugar de conseguir una readaptación social de los internos, las prisiones son universidades para el crimen organizado.