Restituir las reservas de petróleo, aumentar la producción de crudo hasta los 3 millones de barriles diarios, bajar precios de los combustibles y fortalecer la seguridad energética.
No, no son los ofrecimientos del actual gobierno. Son los que se expusieron en 2013 al presentar la Reforma Energética.
Puntualmente, el documento “Explicación Ampliada de la Reforma Energética” -publicado hace cinco años por la Secretaría de Energía- puso como fecha para lograr el objetivo de producción de 3 millones de barriles de petróleo diarios al año 2018.
En cuanto a gasolinas, el documento exponía que «hace 15 años, nuestro país importaba 25% de las gasolinas. En contraste, 49% de la gasolina que se consumió en el país durante 2012 provino del exterior”.
El futuro llegó, y la realidad, necia como es, contrastó el ofrecimiento gubernamental con los datos duros. A la fecha a penas se producen 1.8 millones de barriles diarios. La dependencia del exterior en gasolinas llega al 75%.
El malo de la película en 2013 era la propia Constitución, que ponía freno a la apertura del mercado energético. Hoy el villano es el incumplido mercado y la poca voluntad política para fortalecer a Pemex.
Los objetivos parecen ser los mismos, pero se abordarán con estrategias distintas. ¿Dará resultados o nuevamente se están “sobre vendiendo” los beneficios de la nueva estrategia?
Habrá que evaluar, otra vez, en cinco años.