Chicago, IL.- El filósofo contemporáneo Fernando Buen Abad acierta cuando dice que en estos momentos México es el laberinto de la monstruosidad.
Pero los conceptos vertidos por el autor de “La Cristiada”, Jean Meyer, en verdad ponen en perspectiva la disyuntiva del electorado mexicano en este año electoral.
En reciente entrevista, el francés nacionalizado mexicano concluye que los problemas de México se han agravado en el presente sexenio, sin una pronta solución a la vista, sin importar quién gane las elecciones presidenciales.
El Premio Nacional de las Ciencias y las Artes dice que la encrucijada para los votantes mexicanos está entre el cambio y la continuidad, mientras una gran mayoría de ellos viven sumidos en el desaliento y el enojo por la situación del país.
Jean Meyer advierte que la pobreza, la salud pública y el medio ambiente están ausentes de las campañas de los candidatos, a pesar de ser objetivos alcanzables. Al mismo tiempo alerta que la violencia y la corrupción son metas que llevarán mucho más tiempo en controlarse.
El prestigioso intelectual recuerda que el sexenio de Enrique Peña Nieto empezó con gran esperanza; sin embargo, los escándalos de corrupción en esta administración y la continuidad de la criminalidad desenfrenada tienen al electorado harto.
Además, dentro de toda esta dinámica, Meyer advierte que está la gran duda de millones de jóvenes que votarán por primera vez, porque las encuestas serias hasta ahora no permiten anticipar si ese sector del electorado irá a las urnas el próximo primero de julio.
Desde los Estados Unidos muchos percibimos que México está a punto de optar por la posibilidad de una transformación profunda que permita al país una evolución más equitativa, sin privilegios exagerados para unos cuantos, mientras el resto de la población apenas puede sobrevivir.
Sin importar cuál sea el estado de ánimo, nadie tiene pretexto para no participar en el proceso democrático. No hacerlo es un voto porque las cosas sigan igual, a cargo de los mismos que están saqueando a la nación.
El primero de julio solamente la nutrida participación del electorado mexicano permitirá que gane la democracia.