Tanto en los Estados Unidos como en Canadá, en las últimas semanas una de las noticias más relevantes ha sido el fin del titulo 42 y una llegada masiva de migrantes a la frontera entre México y el primer mundo. Contrario o lo que se temía, el cruce explosivo se logró contener… un poco.
En meses anteriores, y siendo un tema poco mencionado en medios, hubo una pequeña crisis en la frontera americana con Canadá, en particular en la zona de Quebec. Desde la era Trump migrantes negros han estado cruzando al norte de forma ilegal, el año pasado se llegó a un récord de 40 mil personas que huyendo de cambios en la política gringa entraron aquí de manera ilegal. Y en forma más reciente se ha advertido que algunas personas de India e incluso de América Latina, que han aprovechado su fácil acceso al territorio canadiense para de ahí infiltrarse ilegalmente a la tierra de los sueños (USA).
No estoy seguro qué tanto impacto noticioso tiene en México el cruce por territorio nacional de las famosas caravanas provenientes de centro y sud América; pero a mí me llama la atención cómo operan, quién está detrás de un fenómeno que -al parecer- por usa las redes sociales para instigar y coordinar la salida de oleadas humanas que atraviesan los más inhóspitos territorios con un solo objetivo: llegar a la tierra prometida, a los pies de un muro que después resulta casi infranqueable.
El fenómeno migratorio es muy complejo, tiene varias caras y está lleno de mentiras y manipulaciones.
Quizá uno de los países donde es mejor organizado y un poco más honesto es Canadá. Según el último censo, la población del país creció en un millón de personas, 96% de tal crecimiento fue la llegada de inmigrantes internacionales. Y encima, el primer ministro Trudeau anunció que promoverá la llegada de 500 mil migrantes anualmente.
De un lado, están varios programas de asilo a gente de Siria, Afganistán, Turquía y Ucrania. Además de los programas de trabajadores temporales del campo y los inmigrantes profesionales. Todo este movimiento humano, está creando gran presión en el costo y disponibilidad de vivienda. ¿Entonces por qué no solo aceptar, sino fomentar la llegada de gente de fuera?
La respuesta es sencilla, el creciente número de personas mayores que van dejando la fuerza laboral, crea un hueco tanto de mano de obra como de generación de riqueza, pago de impuestos, etc. La economía es más activa que el crecimiento natural de la población, por eso se necesitan inmigrantes. Y así se habla de forma directa.
En cambio, en Estados Unidos la imagen de los inmigrantes es como de criminales que solo llegan a robar y hacer daño. Mentira. Sobre todo, después de la pandemia, aun más blancos se rehúsan a volver a trabajos manuales en comida rápida, campo y limpieza. Existe un enorme déficit de trabajadores en diversas industrias, particularmente las de labores manuales y bajos sueldos; que para los inmigrantes legales son el sueño de su vida.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) en los Estados Unidos, los inmigrantes aportan al Producto Interno Bruto (PIB) alrededor de 2 mil millones de dólares en impuestos locales, estatales y federales y unos 1,200 millones de dólares en poder de compra de mercancías y servicios. Y esto seguramente no es únicamente los migrantes documentados. Hay patrones que se benefician de gente explotada y mal pagada, que hace cosas que los americanos no quieren hacer.
Por esta razón es que por décadas los diversos gobiernos americanos se han hecho de la vista gorda respecto a este problema. Y en su perene estado de campaña política, hablar mal de los migrantes gana votos.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), México es un país en tránsito, origen y destino para este fenómeno que alcanzó cifras récord en 2022; siendo el segundo país del mundo con más emigrantes, superado solo por la India (que curiosamente es la principal fuente de migrantes a Canadá). Aunque el número de emigrantes mexicanos ha disminuido (11 millones en 2020), el número de inmigrantes que ha llegado y se ha quedado en México aumentó 120%.
Por ser el canal natural de entrada a los Estados Unidos, México se ha visto forzado a firmar muchos acuerdos para tratar de contener el flujo migratorio, cuyo perfil ha cambiado, antes la gente salía de Honduras, Guatemala y El Salvador, ahora se suman venezolanos, cubanos, colombianos, nicaragüenses, ecuatorianos, haitianos y hasta gente de África, Asia y Europa.
La historia canadiense recuerda un episodio de antaño, que habla de un “ferrocarril subterráneo del Norte”, rutas de escape que permitieron huir a muchos esclavos negros de Estados Unidos. En un paralelo con lo que se vive hoy al sur, las caravanas migrantes han hecho de México un super highway hacia el primer mundo, un fast track para salir de la violencia y la pobreza.
El perfil de migrantes ha evolucionado, si antes eran hombres jóvenes y solteros, ahora son familias enteras, mujeres solas, algunas embarazadas, niños, adolescentes, indígenas, discapacitados, ancianos, personas de la comunidad gay y transgénero.
La situación en Estados Unidos es muy compleja, hay hijos de indocumentados nacidos ahí, gente con muchos años y vidas hechas que ahora sienten un poco la competencia de los recién llegados. Empiezan a correr rumores de que, ante el desbordado flujo de migrantes, se pide a los ciudadanos denunciar a sus vecinos y entregarlos para ser deportados; al mejor estilo Gestapo de la era nazi.
Y de México no se diga, hay casos tan irónicos como de mujeres de centro América quejándose de la comida que les daban en los refugios y prefieren ir a mendigar a los gringos que las detengan antes que quedarse en tierra azteca, que ven con desdén.
Querétaro no es ajeno al fenómeno de la inmigración, es el segundo estado con mayor número de foráneos que llegan para quedarse, 135 mil en los últimos 5 años, provenientes de entidades vecinas, en particular de la CDMX. Y de hecho el desbordado crecimiento de la capital queretana no se debe a otra cosa.
Quizá algún día los inmigrantes latinos en los Estados Unidos formaran una nación propia distanciados de sus naciones de origen. Por ahora, habrá que resolver algunas incógnitas… ¿hay otros intereses foráneos impulsando esas caravanas? ¿Por qué después de tantos años con el mismo problema no se toman medidas concretas para legalizarlos o expulsarlos? y como dicen en las películas, “sigue la ruta del dinero”… ¿quiénes se benefician de este problema social?