¿Ya crece México al 4 por ciento anual? ¿Ya hay auténtico Estado de Derecho? ¿La salud pública ya tiene nivel escandinavo? ¿Ya se hacen compras consolidadas de medicamentos?
¿El narco ya cambió las armas por tractores? ¿Ya se genera más energía limpia? ¿Ya hay menos pobreza? ¿Ya mejoró el poder adquisitivo? ¿Ya somos autosuficientes en energía?
No es raro que a 25 meses para concluir el periodo constitucional Andrés Manuel López Obrador recurra a la mentira, porque esa ha sido la herramienta en toda su vida política.
Los discursos y recursos del macuspano siempre han sido verdades a medias o mentiras completas y hacer historias de pajita y decirlo con frescura es la especialidad de su casa
Y para su informe hace “las cuentas del Gran Capitán”, una anécdota atribuida a Gonzalo Fernández de Córdoba, cuando hizo las cuentas a Fernando El Católico del gasto en la guerra contra Nápoles.
“Cien millones de ducados en picos, palas y azadones para enterrar a los muertos del enemigo. Ciento cincuenta mil ducados en frailes, monjas y pobres, para que rogasen a Dios por las almas de los soldados del rey caídos”, cuenta Lope de Vega.
En su publicidad para el Informe el Peje hace una cuenta chusca de que a Calderón le aumentó tanto el homicidio, a Peña tanto y él, es el único que logró que disminuyera.
Lo real eso que AMLO no dirá en su informe que comparados los primeros 45 meses de Peña con sus primeros 45 meses, el homicidio aumentó 63 por ciento.
Tampoco va a decir que al segundo trimestre de 2022 el PIB per cápita cayó unos 6,400 pesos anuales por mexicano comparado con 2018, y que ahora hay 10 millones más de pobres.
Mejor hace una maroma y dice que bajó la desigualdad, porque aunque hay más pobres ahora los ricos son en promedio menos ricos, claro no los beneficiados con sus obras faraónicas.
Menos, que el Sistema Nacional de Salud está devastado, que el cuadro de vacunación a niños obligatorio por la OMS, cayó del 98 al menos del 40 por ciento.
Y mató un aeropuerto de primer mundo, y solamente inauguró la mitad del mediocre prometido y luego, la cuarta parte de una refinería que le costará 20 veces más que Deer Park para producir lo mismo.
Tampoco que la esperanza de vida por primera vez desde que se mide hace más de medio siglo, bajó tres años, y tampoco que agua, tierra y medioambiente están más contaminados.
Pero el gran problema de México no son las mentiras del Presidente —quien sí es el más mentiroso pero no el primero en ese cargo— Lo malo es que mucha gente le cree.
El gobierno que oficialmente no se endeuda, ha hecho crecer el saldo bruto de la deuda pública en más de tres billones de pesos, según datos de la misma Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
El artista francés (Poeta, cineasta, pintor, etcétera) Jean Cocteau, decía: “Un vaso medio vacío de vino es también uno medio lleno, pero una mentira a medias de ningún modo es una media verdad”.
Pero algo sabe hacer bien el tabasqueño que logra que millones de mexicanos vean un vaso donde no hay nada, que lo vean medio lleno y que culpen al pasado de la mitad vacía.
Pero como se lee en las redes, todos tenemos un amigo pendejo que cree que es cierto cuando López Obrador dice que logró ahorrar 500 mil millones de pesos por año acabado con la corrupción.
En la sala de espera del IMSS una buena señora me contó que en ese sistema de salud ya no había medicinas porque Peña Nieto se las había vendido al extranjero para privatizar el Instituto.
Un taxista me aseguró que la inflación se había desatado por la “guerra en Rusia” y porque la gente rica no quiere el Tren Maya y está escondiendo los vivieres para hacerle daño al Presidente.
De pronto creo que en México sí es verdad la frase de que las mayorías hambrientas no hacen revoluciones sino que, simplemente, se mueren de hambre.
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