Hablar de militarización como tal y usar esos conceptos, sin tener claro a lo que se refieren, pues sólo aumenta el pánico y la incertidumbre de las personas sobre exactamente qué es lo que se viene para el país con esta 4T que nadie entiende.
El propio López, Tatiana Clouthier y todos toooooodos los que abanderan y abanderaron la 4T estuvieron en contra (en campaña) contra la operación del Ejército en tareas de la policía civil.
De acuerdo con la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, organismos internacionales de derechos humanos, como la ONU y la OEA han constatado que la militarización en México ha traído como consecuencia el aumento de la violencia, las violaciones a derechos humanos y el incremento de los niveles de impunidad.
Esto viene porque a partir del pasado 12 de mayo, el Ejército y la Marina, pueden ejecutar de forma legal algunas funciones de seguridad pública, que eran competencia exclusiva de los civiles, atributos que van desde detenciones, supervisiones, además del restablecimiento del orden.
Los intentos de militarizar la seguridad pública no son nuevos, se han llevado a cabo con éxito no sólo en México, sino en toda Latinoamérica.
Recordemos que desde el Zedillato, en cada sexenio se ha aumentado la participación de las fuerzas castrenses en materia de la seguridad pública, al involucrarlos como un refuerzo para combatir a la delincuencia organizada.
Para muestra basta recordar la Iniciativa Mérida, cuando iniciaba el mandato de Felipe Calderón, quien hizo del combate a la delincuencia su prioridad en el gobierno. Prioridad política, como ahora le hacen en la 4T.
Ya sabemos o tenemos noción de lo que sucedió en el sexenio de Calderón, la militarización y la guerra contra el crimen organizado, dejaron a nuestro país con más de 120 mil muertos y 30 mil desaparecidos.
Con Peña Nieto, se creó una nueva institución policiaca llamada Gendarmería Nacional como un cuerpo de control territorial de policía con 40 mil elementos, armados y entrenados para confrontar el crimen organizado con formación civil y militar, por supuesto.
Pero López les ganó a todos.
Así es, el presidente López fue más lejos que todos sus antecesores, elevó a nivel constitucional la militarización de la seguridad pública, en contra de la propia Constitución, de los tratados internacionales y las recomendaciones internacionales.
Hoy estamos viviendo ooootra militarización, la orden del presidente, faculta a las fuerzas armadas desde elaborar estrategias y operativos para la prevención del delito, hasta participar de forma activa en el resguardo y vigilancia de aduanas, fronteras, aeropuertos, carreteras federales, puntos migratorios, parques nacionales, instalaciones federales, medios de transporte, entre otros.
De igual forma, hoy soldados y marinos están facultados para realizar detenciones o asegurar bienes posiblemente relacionados con algún hecho delictivo, así como preservar lugares relacionados con crímenes y recolectar evidencia en estos y todo lo anterior encaminado a preservar el “orden público” y “reestablecer la paz”.
La Guardia Nacional opera bajo un mando operativo totalmente castrense, con más de 80 por ciento de sus elementos adscritos y reclutados por el Ejército. Que nadie se diga sorprendido.
Por ejemplo, el punto cuatro de la propuesta presidencial, instruye al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana a coordinarse con los titulares de la Defensa y Marina para operar la participación militar, pero no señala ni contempla que él se encuentre al mando de esta colaboración.
¿Y quién los va a controlar?
El punto cinco, acota que la supervisión y control dependerá de los órganos interno del control de la dependencia que corresponda, es decir de la propia Secretaría de la Defensa o Marina. Se trata entonces de un control interno militar.
Exacto. Nadie.
Así que me dirán lo que quieran, pero a partir del pasado lunes estamos en lo que el más recalcitrante lopezobradorismo, como lo mencioné arriba, consideraban un peligro para la democracia mexicana. Ahora, de forma milagrosa, va con la “nueva realidad”, eslogan del cual la 4T se va a colgar como becerro.
Amigos, hoy, como nunca, México necesita una verdadera política de seguridad, centrada en nosotros, los ciudadanos de a pie y como piedra angular tenga la protección de los derechos elementales de todas las personas.
Nuestro país no necesita ni más militares, ni armas, ni aviones, ni tanques, sino servidores de seguridad pública mejor preparados, mejor pagados, bajo la supervisión social y totalmente con nuestra confianza.
Decía Robert Peel, padre de la primera policía digamos moderna de Londres.
“La legitimidad de toda policía se basa en la credibilidad que alcance frente a la comunidad”.
Amigos, la historia ya ha mostrado que la intervención militar sin control, es capaz de hacer, en Chile, Argentina, Centroamérica, etc…
Desapariciones, levantones, tortura y violaciones graves a los derechos humanos ( sin mencionar muertos y desaparecidos), es lo que la experiencia nos ha dicho que impera cuando no hay control en las fuerzas armadas. Hoy, encerrados, nadie puede salir a las calles a protestar.
Mientras tanto esperemos que esto no sea el primer paso de algún tipo de dictadura…
Tiempo al tiempo.
Perro resentido, damnificado del chayote… ladras por el hambre